[dropcap type=»2″]S[/dropcap]ube la Marea, llega el temporal.
En la actualidad las elecciones están de moda. Y no sólo porque sean el momento más democrático de un país, sino también por el cambio este año. Aunque los resultados a nivel nacional siguen mostrando un fuerte arraigo bipartidista, la entrada de las nuevas tendencias políticas ha dado de lleno al panorama político. Sobre todo al Partido Popular.
Los continuos casos de corrupción en los partidos tradicionales, la gestión de la contención del gasto público en la crisis económica y la situación de pérdida de la renta, así como un aumento de la desigual distribución de la misma, es el germen de cultivo de una conciencia más crítica. Con el consecuente crecimiento de los partidos alternativos. Algo que se ha visto en estas últimas elecciones.
Figura 1. Disminución del PIB per cápita y aumento de la desigualdad basado en el coeficiente de Gini, para Galicia y España. (pincha para ampliar)
Pero, ¿qué consecuencias tienen el ascenso de los partidos alternativa? Para la sociedad, la posibilidad de una nueva oportunidad para el país. Para los mercados, incertidumbre. Miedo. Desconocimiento. ¿Por qué?
Por mucho programa económico que un partido tenga, los hechos cuentan. La experiencia. La tranquilidad de conocer y saber. Y los partidos alternativa cuentan con programas económicos que sin estar mal desencaminados, algunos de ellos pueden considerarse utópicos económicamente hablando. Integrar consideraciones ambientales, sociales y éticas en las contrataciones públicas, racionalizar los recursos municipales si compensa externalizar o no, entre otras propuestas son completamente necesarias. Pero hacer movimientos [innecesarios] de las cuentas municipales entre bancos bajo el criterio de STOP desahucios, o declararse insumiso al tratado TTIP (recomiendo TTIP) son cuestiones que no favorecen en absoluto una completa tranquilidad de los mercados financieros.
Y preguntarás, ¿por qué debemos tranquilizarlos? Porque para llevar a cabo toda las tareas que los programas prometen, se necesitar dinero. Dinero que proviene de los mercados. Mercados, que no confían en ti. Esa desconfianza, te costará más. El ejemplo de incertidumbre actual es la evolución del IBEX 35 ayer, o la prima de riesgo del país.
Figura 2. Evolución del IBEX 35 entre la semana pasada y el día 25 de Mayo.
Figura 3. Variación de la prima de riesgo respecto de Alemania, del bono español.
De todos modos, no podía ser de otra manera. El descontento, compartida por la mayor parte de la sociedad de este país deseaba un cambio. Un cambio necesario. Pero del que creo no existe una alternativa con un proyecto económico viable, estable y seguro, por el cual espero deseoso a las elecciones nacionales.
Necesitamos una nueva visión social, medioambiental y ética en nuestro gobierno, pero también económica, que demuestra que el cambio no sólo proviene de utópicos sueños, si no de ideales que contemplen la racionalidad de los mercados.