[dropcap]A[/dropcap]hora que hay una fecha para una investidura, concretamente la de Pedro Sánchez el día 2 de marzo, todos los jugadores han saltado al césped y la fase de tantear el terreno se acabó.
En política poco o nada se deja al azar y cuando se hace algo es porque hay confianza producida por creer tener un plan. Por ello los cuatro grandes partidos nacionales han estado todo este tiempo buscando estrategias adecuadas para avanzar sobre el terreno minado surgido tras la cita electoral.
Parecía que quien primero iba a intentar la hazaña de ser investido Presidente era Rajoy pero hizo una retirada táctica en el último momento después de ver el complicado panorama y el anuncio de Iglesias llamando al PSOE a formar un gobierno conjunto.Una vez superado el miedo escénico inicial desde Ferraz cogieron el testigo pero sin unanimidad acerca de cómo proceder. La dirección nacional parece no contar con respaldo del comité federal ni de importantes barones regionales.
Conocida es la intención de los dos partidos del bipartidismo clásico (PP y PSOE), gobernar, pero hay que analizar qué buscan los dos partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos). La respuesta es crecer y no fastidiarla en este escenario.
La formación naranja con un electorado volátil, debido a que está situada en el centro político y se nutre de votantes desencantados tanto del PP como del PSOE, tiene un pánico atroz a definirse a favor de Génova o de Ferraz. Por ello insisten en negociar solo su abstención y se sumaron con frenesí a la idea de la gran coalición (PSOE-PP).
La opción de respaldar a Rajoy no les es posible a riesgo de perder credibilidad pues buscan un cambio y salvo que el PP presente otro candidato a Presidente tendrá muy difícil vender al público su apoyo a Génova. En cambio el camino desde la fuerza naranja hasta Sánchez parece estar más allanado pero hay dos grandes inconvenientes; Una alianza exclusivamente PSOE-Ciudadanos no suma y la mayoría de los votantes de la formación naranja son de Centro-Derecha.
En cambio en la fuerza morada la diatriba no era entre quien escoger, pues su único socio natural es el PSOE y la opción de hacer un frente transformador con Ciudadanos ni suma ni parece que fuese viable para ninguna de las dos formaciones, sino decidirse sobre si apoyar al PSOE o bloquearle. Este problema ya lo sufrió IU y le fue bastante mal con las dos opciones que tomó; La pinza de Anguita y Aznar al PSOE de Felipe González por una parte en la década de los 90 y el caso contrario que fue la alianza electoral con el PSOE a las elecciones del 2.000.
No hay más que recordar un video de Monedero cuando estaba vinculado a IU hablando de la posibilidad de que se incluyesen ministros de esta formación en un gobierno del PSOE. Se deduce de esto que en la mente de los dirigentes de Podemos que solo su movimiento ideológico (antes dentro de IU y ahora constituido como Podemos) puede llegar al poder formando gobierno con el PSOE. De hecho la propuesta que ha presentado Pablo Iglesias al PSOE es la misma que le mandara a Ferraz si tras las próximas elecciones Podemos adelanta al PSOE, únicamente cambiando la titularidad de la presidencia y de la vicepresidencia (o sea él Presidente y un socialista como Vicepresidente). Es digno de mención el papel de comparsa de IU que no tardó en sumarse a la llamada de gobierno de izquierdas y que muestra el porqué Podemos la ha sobrepasado, la iniciativa la lleva Iglesias y no Garzón.
Los posicionamientos de estos partidos les han dejado las cosas muy difíciles a los hasta hace poco grandes partidos de la vida política española.
En el PP se confiaba en que Ciudadanos formaría gobierno con ellos y que juntos tendrían mayoría absoluta, craso error. Se ha decidido como Plan B en las filas populares optar por una gran coalición con el PSOE por dos cosas: Para quedar bien ante unas nuevas elecciones anticipadas y con la intención de empequeñecer a Ciudadanos.
Las opciones de la formación azul son muy limitadas porque difícilmente puede atraer a las otras dos fuerzas constitucionalistas (PSOE y Ciudadanos) salvo si cambia el liderazgo interno o hace una gran reforma interna.
La estrategia por la que ha optado Rajoy de dejar pasar primero a Sánchez le es positiva porque así no se quema. En caso de que el PSOE fracase en la investidura él puede intentarlo, plantearía con más crédito la gran coalición ante un PSOE hundido que sería más receptivo y en caso de no obtener respaldo de Ferraz podría incluso optar por no presentarse a la investidura y dejar correr el reloj hasta las nuevas elecciones, y si Sánchez tiene éxito Rajoy habrá sobrevivido y podría aguantar al menos un año liderando la oposición hasta unas elecciones anticipadas en caso de que el nuevo gobierno no funcionase.
Finalmente en el PSOE la situación tiene un factor añadido a la dificultad de posicionamiento y es la frágil situación de Sánchez, afectado por el descalabro electoral, que es muy contestado internamente. Afortunadamente para el líder socialista ha conseguido esquivar al Comité Federal proponiendo a referéndum a la militancia el pacto de gobierno al que llegue antes del día de la investidura, aunque solo tendrá esa oportunidad pues luego estará quemado en crédito y en mayo hay tanto congreso como primarias por lo que está claro que él no repetiría como candidato a las elecciones del 26 de junio si es que otro no consiguiese ser investido, es decir está en una carrera hacia adelante por sobrevivir políticamente.
La añorada idea de gobernar en solitario no puede materializarse por la posición tanto de Podemos como del PP y es una quimera su intención de buscar un equilibrio en los apoyos tanto desde Ciudadanos como desde Podemos. Sólo le queda la opción de un gobierno en coalición con la formación morada a través de una habilidosa maniobra negociadora para que Podemos ceda mucho en sus exigencias o bien un gobierno con Ciudadanos que deje al PP noqueado y en la tesitura de apoyar ese gabinete rojinaranja ante el terror que despierta Pablo Iglesias tanto en la derecha como en varios sectores moderados.
Las estrategias de los partidos están elaboradas y ahora toca ver cómo se desarrolla esta fase decisiva del encuentro. Sea cual sea el desenlace el 2 de marzo nos permitirá ver si al menos un protagonista sobrevive y si se pone la directa hacia unas nuevas elecciones.