Algunos dicen que Sánchez ha elegido socios, hoy, a Noviembre de 2020, con la negociación de Presupuestos. Pero es que Sánchez no está eligiendo hoy a ningún socio nuevo, ni tampoco incorporando algún otro apoyo. Pedro Sánchez eligió allá por el 2018, concretamente el 1 de Junio de 2018, en una moción de censura a Rajoy disfrazada de alternativa a la corrupción, y como garante de la «vuelta de la transparencia» y de la «dignidad a las instituciones».
Y la llevó a cabo con los compañeros de viaje que todos conocemos y los cuales siguen siendo actualmente apoyo fundamental para la gobernabilidad de Sánchez, como acabamos de ver con estos Presupuestos.
Pero por aquel entonces el relato que iban a construir en las oficinas Redondo sería imparable por un Ciudadanos que predijo el plan Sánchez pero que no supo mostrarlo al conjunto de los españoles. El plan consistía, (como bien describió Albert en la tribuna del Congreso en Julio de 2019), en criminalizar como fascista y señalar a todo constitucionalista que no compartiera el modus operandi sanchista, y dividir a los españoles, aún más, en rojos y azules.
Todos hemos escuchado a algún familiar o algún amigo decir, «es que Rivera no quiso pactar con Sánchez», y a día de hoy, es mucho más evidente que el ex-presidente de Ciudadanos no quisiera pactar con un fanático que vendería a España a trozos con tal de seguir un minuto más en la Moncloa. Pero la realidad es que Sánchez, el candidato a la Presidencia del Gobierno, el ganador de las elecciones encargado de buscar apoyos para gobernar, nunca ofreció nada a Ciudadanos, y no lo hizo porque no tenía nada que ofrecer. Porque en el proyecto Sánchez no cabe nadie más que él mismo. Su proyecto es esta España dividida y polarizada, un VOX fuerte, y una posible alternativa debilitada y sin relato. Ese es el único modelo de país que puede gobernar y él único que le puede mantener como Presidente.
Pero las cosas desde aquella moción de censura a este vertiginoso y nefasto 2020 han cambiado mucho, la irrupción del coronavirus ha mermado y ha mostrado las carencias de su pobre gestión, así como las numerosas polémicas internas de Gobierno que han aflorado a lo largo de este año. Pero a Redondo, en mi opinión, no se le gana con simples ataques de gestión, ni mucho menos con una oposición vaga y frontal como hace VOX, que es el bombero de este Gobierno, siempre dispuesto a acudir en su rescate cuando está en llamas.
Al tándem Sánchez-Redondo se le gana destruyéndole el relato que le llevó a la Moncloa. Y esto es lo que está consiguiendo Arrimadas. Inés ha sabido cooperar, cumplir con los españoles en estos tiempos de crisis pandémica y derivada a una económica y social, y a la misma vez, hacerle daño al Gobierno de Coalición.
La ganadora de las últimas elecciones catalanas acaba de enseñarle a los españoles que Sánchez no es que pacte con los independentistas, nacionalistas, y proetarras por algún tipo de bloqueo por parte de los partidos constitucionalistas, hoy día el Presidente del Gobierno tenía la opción de sacar adelante los presupuestos a través de los 10 escaños de Ciudadanos, la vía moderada, pero no ha querido. Porque ese no es el plan que diseñó cuando llegó al poder, y ese no es el proyecto que confeccionó para mantenerse en él.
Sánchez supo camuflarlo y venderlo muy bien a una gran parte de moderados que confiaron en él ante una oposición estática, pero ha llegado el momento en el que esos españoles abran los ojos y que Ciudadanos recoja ese gran puñado de votantes socialdemócratas y progresistas desengañados con el Gobierno, y aunque sea pronto para decirlo, liderar una alternativa constitucionalista, de centro, y progresista de verdad.
En definitiva, Arrimadas ha sabido ejecutar ese movimiento que la antigua Dirección Nacional naranja no fue capaz de realizar; (o que al menos, no supo hacerlo con tiempo y previsión) desenmascar el falso relato progresista de Sánchez. Es de justicia reconocerlo. Albert Rivera tenía razón.
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