Las familias Mainat y Pantoja han salvado este 2020 del sopor, y Cantora merece el reconocimiento internacional del que disfrutan otras famosas fincas televisivas como la Arden Villa de Dinastía o El Campillo de Herederos. Salvo Ambiciones y la Real, pocas casas en España han dado tanto contenido para nuestro disfrute.
El viernes pasado, Kiko Rivera aireó en un prime time tan concurrido como los de antes de la TDT, que su madre, Isabel Pantoja, conservaba los trajes de luces y capotes del difunto Paquirri, un ajuar que la tonadillera dijo que le habían robado en los 90´s, supuestamente para no cedérselo como herencia a los hijos que Paquirri tuvo con Carmina Ordóñez. Kiko Rivera asegura ahora que este verano vio esos trajes y capotes en una habitación de Cantora que habitualmente está vacía y cerrada con llave, y casualmente lo revela después de la negativa de su madre a su propuesta de vender Cantora para pagar sus deudas millonarias de DJ en paro.
La traición de mi-pequeño-del-alma-con-su-piel-de-canela provocó en la Pantoja un lamento que aún resuena en los platós de Telecinco: Tu quoque, fili mi?
Resulta que el robo de la herencia de Paquirri era una mentira que sabíamos que era mentira pero nos gustaba mantener en duda como el paradero del Grial. Resulta que la Pantoja tenía secuestrados los trajes de luces y la finca del torero que podrían salvar de la ruina económica a Kiko.
También dicen ahora que la Unión Europea tiene secuestrados los fondos de recuperación de Hungría y Polonia, que si no respetan el Estado de Derecho no los van a catar. Pero ellos se han puesto estupendos y han dicho que no, que Europa no secuestra los fondos, que ellos se descartan del reparto. «No me despides tú, renuncio yo». Renuncian para no someterse a las investigaciones que se harán a los Estados miembros susceptibles de acabar con la separación de poderes.
Pero si de verdad la Unión quiere secuestrar los fondos, que se los dé a Pedro Sánchez ahora que ha elegido a Bildu como socio prioritario. Algo habrá aprendido de quienes tienes más de 40 años de experiencia en secuestros. Aunque cabe suponer que quizás precisamente por esta nueva amistad con quienes hace quince años mataban a sus compañeros de partido, en Bruselas ven con recelo cada paso del Gobierno de la dignidad.
Primero le han dicho que cuide el exceso de deuda de sus presupuestos, y ahora la Comisión, que desconfía de sus hijos como la Pantoja, se pone vigilante y dice a Sánchez que si quiere recibir el capote europeo para pagar sus pufos de nada sirven las amenazas ficticias de la extrema derecha; que están viendo cómo quiere controlar la Justicia y los medios desde la sala de prensa de Moncloa y que eso no le diferencia mucho de sus némesis de Europa del Este.
Y mientras Europa se preocupa por naderías legales con Gobiernos poco apegados a la Ley, obviamos que lo realmente histórico acontece en La casa fuerte, primer reality en España que permite a Isa P, la hija de Pantoja, continuar con su formación universitaria en Leyes durante el programa. Porque ella sí respeta el Estado de Derecho.
Al final los fondos europeos acaban antes en Cantora que en las arcas del Gobierno.
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