En la Biblioteca Nacional de España, situada en Madrid, se encuentra la exposición titulada «Yo, Unamuno». En ella se encuentra una infografía sobre los acontecimientos históricos que envolvieron a Miguel de Unamuno, cartas escritas a mano dirigidas a varias personas ilustres y un documento en forma radiofónica donde pronuncia su famoso discurso «el poder de la palabra»

Lo cierto es que las explicaciones están tratadas con sumo cuidado literario, con rigor histórico, además de la aportación de datos novedosos gracias a sus cartas. Por eso, recomiendo la visita a la sala de museo de la Biblioteca Nacional a todas aquellas personas que se sienten con inquietudes culturales (todos los domingos existen visitas guiadas a las 11 de la mañana). Para los que no las tengan, se lo recomiendo en una dosis doble, pues no hay (casi) nadie mejor que Unamuno para hacer latir más fuerte la pulsión intelectual.

Para los que no tienen la oportunidad de acercarse, intentaré esclarecer ciertas cuestiones acerca de nuestro célebre autor.

¿Quién es Miguel de Unamuno?

Hijo de un comerciante bilbaíno, nace en 1864, creciendo con el estallido de la tercera guerra carlista de trasfondo. Dedicó su profesión a las letras: filosofía, narración y poesía ocupó la vida de Miguel de Unamuno. Si tuviésemos que destacar dos características de su personalidad, creo no equivocarme al elegir su espíritu de contradicción y su existencialismo. De forma paralela, perteneció a la generación acuñada como Generación del 98, además de ostentar cargos públicos como el de Diputado en 1931. Hasta en tres ocasiones fue nombrado como rector de la Universidad de Salamanca, hasta que la destitución, alentada por Franco, pude fin a este periodo profesional.

Algunos datos sobre la Generación del 98: los miembros de esta agrupación literaria son marcados por el desastre de 1898 (pérdida de Cuba y Filipinas, las última colonias españolas del momento). Como consecuencia de este suceso, se expande el sentimiento de decadencia en todo los sentidos. Tanto políticamente, socialmente e individualmente. Por eso, estos jóvenes escritores lideran el planteamiento de una reforma de la vida nacional española. Para ello, seguirán tres caminos: el paisaje de España, centrado en Castilla; la historia y literatura, recalcando el papel de El Quijote.

¿Dónde ha vivido?

Como hemos dicho, Bilbao es su ciudad de nacimiento. En Salamanca, será rector de la universidad y morirá allí también. Fuerteventura fue la isla elegida por Unamuno para su destierro durante la dictadura de Primo de Rivera y, por último, de refugiará en Francia tras este destierro.

Ámbito político:

durante la proclamación de la Segunda República, tendrá un papel importante, concretamente, en la ciudad de Salamanca.
Su ideología se describe como republicana- socialista, aunque años más tarde se confiese defraudado con el gobierno de Manuel Azaña y escriba artículos en contra de la posición tomada por el gobierno ante la crisis agraria. Así, Unamuno será el autor de la ya famosa frase ¡venceréis, pero no convenceréis! en el momento de la sublevación militar ocurrida en 1936.

Ámbito cultural:

En cuanto a la literatura, cultivará la poesía, el ensayo, el teatro y la narrativa. Todos ellos predominados por sus preocupaciones religiosas, filosóficas y políticas.
Tal y como hemos dicho con anterioridad, una de sus características es la angustia y el desasosiego, por lo que ellas tendrán presencia en sus letras. Exaltará, también, la libertad frente a las normas literarias o preceptos académicos, así que, en coherencia con esta idea, escribe Niebla (novela donde los personajes se revelan contra el autor) En Amor y pedagogía repudiará la ciencia pedagógica por su racionalismo. Tratará de forma trasgresora la sensualidad, junto al amor maternal con La tía Tula
En sus versos, se ocupa del «yo» , de su relación con el universo, así como de su entorno.

Muerte:

una atmósfera de misterio envuelve el funeral de Miguel de Unamuno. Al llegar al final de la infografía de la que os he hablado, me encontré con la información de que su féretro fue transportado por falangistas. Como imaginaréis, resulta contradictorio, ya que la mayor parte de sus esfuerzos fueron destinados a eliminar la monarquía desde la izquierda socialista. Así que, buscando una razón lógica para ello me encontré con La vida de Don Miguel, escrito por Emilio Salcedo. En él, nos relata cómo se produjeron los últimos minutos del escritor bilbaíno: Bartolomé Aragonés, conocido falangista, visita a Unamuno. Durante su presencia, ambos discuten, aunque de forma templada, según Salcedo, sobre las malas artes políticas de la derecha. La frase que lo desencadena todo fue pronunciada por el falangista «parece que Dios le ha dado la espalda a España» . En ese momento, la flaqueza del escritor se convierte en fuerza para gritar, y no susurrar, «Dios no le puede dar la espalda a España. España se salvará porque tiene que salvarse». Ahí, los ojos del intelectual decidieron no volver abrirse, quizá para no ver el futuro de su país.
A su entierro, acudió una multitud de gente, entre los que se encontraban señores con camisa azul.

«Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente»

 


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