El 11 de Agosto de 2020, la justicia imputó a Podemos por presunta financiación ilegal, este hecho ha provocado algo inaudito en la joven historia democrática de nuestro país; Podemos ha pasado a ser el segundo partido político imputado por corrupción, compartiendo podio con nada más y nada menos que el Partido Popular. Y por si fuera poco, la particularidad que comparte la formación de Iglesias con los populares, es que han sido imputados gobernando España.

Tras todo esto, se ha pedido la comparecencia urgente de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados con el fin de que rinda cuentas en la Cámara de la soberanía nacional, algo que él siempre le había exigido a Rajoy y que hasta hace unos días también a su Majestad el Rey Felipe VI.

Pero dicha comparecencia no se producirá, (con el voto negativo del PSOE, el cónyuge de conveniencia en este caso) porque tras 6 años de lecciones sobre transparencia, anticorrupción, limpieza democrática y dignidad política, los españoles tenemos que conformarnos con breves explicaciones a modo de hilos en Twitter, dónde por supuesto se han justificado a través de su mejor relato; las cloacas del Estado están conspirando contra ellos y todo es un invento de la extrema-super-hiper derecha, porque lo que ellos exigían para todos los demás, para ellos no es aplicable, porque en Podemos y en la persona de P. Iglesias es donde empieza y termina la línea de la moralidad, la bondad y el mal.

Estos profetas morados, de camisas remangadas y aroma universitario, llegaron a la política prometiendo la tierra, los cielos, e incluso algunos se creyeron la luna. Lo cierto es que no ha cambiado nada seis años después de que estos mesías irrumpieran en el panorama político español, aprovechándose de un bipartidismo caduco y corrupto.

España sigue igual. Y yo diría que peor. Ni una sola reforma de calado, todo es decoro y apariencia. Han introducido una política sucia, donde los insultos y las descalificaciones han ocupado el papel protagonista en detrimento de las ideas y el contenido, lo estético y lo vacío a cambio del argumento y el debate. No han aportado nada a la sociedad española.

Sin embargo, aún son justificados por muchos de sus votantes, incrédulos de una revolución que nunca llegará, y de un cambio que no se ha producido, pues hoy Podemos no es más que una empresa creada por P. Iglesias en el seno de la indignación y la protesta allá por el 2014, con buenos beneficios económicos para su fundador, sin duda, que le ha permitido ascender socialmente a costa del contribuyente, y que sigue y seguirá bebiendo, al menos 3 años más, de ese sistema «incompatible con la vida» y que tanto han denostado y denunciado.

Hoy Podemos, más allá de ser una empresa familiar, es un fraude.


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