Los Estados actuales son tremendamente intervencionistas. La ideología predominante en nuestro entorno es la socialdemocracia, en la cual un grupo de “elegidos” toman decisiones centralizadas que nos afectan a todos. Y ante este sistema predominante, ¿qué podemos hacer los liberales  para lograr alcanzar y hacer efectivo nuestro desideratum?.

Tenemos dos posiciones claras. Aquellos que defienden que entrar en política no es el camino para lograr más libertad, y por otro lado, están quienes sí creen que la política es la herramienta para alcanzar ese objetivo.

La principal crítica entre quienes se posicionan en contra de la actividad política como medio para alcanzar un sistema liberal – minarquismo, anarcocapitalismo, etc-, es que los partidos políticos corrompen a quienes se introducen en ellos, generando una pérdida de capital humano dentro de nuestras filas, y por lo tanto, la única lucha posible es la batalla de las ideas para generar una demanda real de liberalismo dentro de la sociedad que obligue al político a cambiar su programa para lograr votos.  Prima facie, estos argumentos pueden parecer ciertos, y en parte lo son, pero no se amoldan a la realidad del sistema actualmente constituido.

Es cierto que los partidos políticos pueden corromper. Pero no podemos pensar que siempre corrompen, no puede ser una afirmación absoluta. Corromperá a quien sea corrompible. Por tanto, el liberal que se introduzca en un partido político puede experimentar principalmente 3 situaciones:

  1. Que se corrompa
  2. Que se frustre y abandone el partido
  3. Que el partido permita, aunque sea de manera laxa, que cierto grado de ideas liberales se puedan ir aplicando.

Indistintamente de esas situaciones, el liberalismo habrá sufrido un impacto positivo.

En el primer caso, si alguien “liberal” sucumbe ante la tentación de repudiar sus ideas originarias y empezar a defender mayor intervención, podemos pensar que no era una persona de fuertes convicciones liberales. En ese caso… ¿queremos dentro del liberalismo a alguien que no está dispuesto a defenderlo hasta sus últimas consecuencias? No lo creo. 

En caso de que se frustre, la salida del partido no habrá alterado nada y se podría decidir adoptar otro mecanismo para defender el liberalismo (batalla de las ideas).

Y en el último caso, el efecto es muy positivo porque se avanza paulatinamente hacía una sociedad liberal y permite que la población pueda experimentar el efecto  de las medidas liberales – que implicaría mayor aceptación del liberalismo-.

Respecto a la batalla de las ideas como único método para lograr una sociedad liberal, se puede pensar que no será eficaz. La batalla de las ideas es la principal  baza de todo liberal para expandir los principios inherentes a esta filosofía, pero hay que complementarlo con otros métodos – la política, por ejemplo-. Y se puede considerar así, puesto que nos sometemos a unas reglas del juego -democracia- que nos debe hacer pensar que estar fuera del sistema, implica ceder ante los intervencionistas. Y estos intervencionistas son quienes tienen el poder.

Pensar que la batalla de las ideas es el único camino para cambiar las cosas, es menospreciar el poder del Estado, un Estado -intervencionista- que es el Leviatán que ejerce su poder sobre los individuos. Creer ingenuamente que quienes tienen el poder  no actuarán, generando una fuerte rémora a la expansión de las ideas liberales, es creer que quienes viven -y pretenden vivir- parasitando de los individuos, aceptarán perder todo el poder. ¿Acaso no adoctrinarán fuertemente – más si cabe- a la población  para que eso no suceda? Recordemos que nuestras ideas son más difíciles de defender que las que proponen un Estado omnipotente que protegerá a todo individuo.

El liberalismo debe estar en todos los ámbitos

Y entonces…¿ cual debe ser la estrategia de los liberales?. La estrategia debe ser estar en todos los ámbitos sociales. No podemos cerrarnos oportunidades de expandir el liberalismo.

Los liberales deben bajar a la realidad. La población entera no leerá a Hayek, Mises, Rothbard etc. No lo hará. Del mismo modo que para tener el actual Estado democrático e intervencionista -y que apoya la población en general-, estos no han necesitado leer a Dahl, Keynes, Marx, etc.  Debemos realizar un fuerte trabajo de marketing sustentado en el rigor argumentativo.

Tampoco podemos vivir en una burbuja de purismo ideológico que genere sectarismo dentro del propio movimiento. El liberalismo es amplio. Además, seguramente muchos tengan que convencer a otros liberales de que deben transicionar hacía posiciones de más libertad, y para eso es necesario el debate interno, que en todo caso, debe ser un debate sano. Las actitudes altivas, soberbias y petulantes entre las filas liberales, no nos hace avanzar. Si no avanzamos, el socialismo nos gana terreno, de hecho, es lo que está sucediendo. 

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