Las primeras elecciones celebradas en España en la era post-covid hicieron gala de lo que es conocido como “la nueva normalidad”. Y es que, a excepción de algunos cambios, la situación sigue prácticamente igual en País Vasco y Galicia, al menos en cuanto a poder se refiere.

En definitiva, mucha normalidad, pues por nueva que esta pueda ser, los electores apostaron por la continuidad de sus respectivos Gobiernos, aunque también aumentó el apoyo a los partidos nacionalistas. A continuación, analizamos los aspectos claves de estos resultados.

Continuidad en el poder

Tanto Feijoo como Urkullu centraron su campaña en un mensaje; “Somos el voto seguro. El voto de la buena gestión”. El eslogan caló entre el electorado. Dos victorias holgadas (41 diputados de 75 para Feijoo y 31 de 75 para Urkullu) que aseguran la continuidad de ambos dirigentes en el poder cuatro años más. Parece claro, que vascos y gallegos prefieren que sean dirigentes con una contrastada trayectoria los que gestionen la complicada situación provocada por la pandemia. No hay cabida para experimentos.

Crecen los nacionalistas

Si bien en los Gobiernos en sí no habrá cambios, si los habrá en la oposición. Las fuerzas nacionalistas han crecido tanto en porcentaje de voto como en escaños. EH Bildu y BNG se han convertido en los líderes de la oposición en sus respectivos parlamentos y han obtenido los mejores resultados de su historia. EH Bildu, creció 5 escaños (de 17 a 22) y BNG pasó de tener 6 a 19. Nada más y nada menos que 13 escaños más que en 2016, lo que supone un ascenso meteórico.

La realidad es que cada vez triunfan más los partidos de índole nacionalista y regionalista. Simplemente hay que echar un ojo al Congreso. Teruel Existe, PRC, ERC, CUP, Coalición Canaria… Esto da que pensar, pues parece que hay un porcentaje significativo de votantes que ya no confían en los partidos nacionales, porque sienten que no entienden ni recogen las necesidades de sus regiones. Veremos si reaccionan las fuerzas estatales, pero por ahora, esta tendencia se ha consolidado y vamos camino de un reino de taifas.

Problemas en la izquierda española

El crecimiento de EH Bildu y BNG que antes mencionábamos está directamente relacionado con el desplome de Podemos e IU. Fracaso en País Vasco (de 11 a 6 escaños) y ridículo monumental en Galicia (se quedan fuera del Parlamento tras obtener 14 escaños en 2016). Los conflictos internos, el poco atractivo de sus candidatos (en lo que también influye el personalismo de Pablo Iglesias) y el escaso implante territorial son algunos de los factores que explican estos resultados.

La coalición de Podemos e IU no es capaz de rentabilizar su presencia en el Gobierno de España… y eso que aún no ha llegado la hora de tomar medidas impopulares por la crisis económica. Este espacio político debe hacer una profunda reflexión, que quizás implica la ruptura de la coalición, pues van camino de convertirse en lo que IU fue; un partido residual.

Sin embargo, no solo es preocupante la situación de Unidas Podemos, sino también la del PSOE. Los socialistas no han sido capaces de atraer a los votantes descontentos de Podemos, pues estos han optado por las fuerzas nacionalistas. Tanto PSdG como PSE-EE suben un escaño y tendrán 15 y 10, respectivamente, en esta nueva legislatura. ¿Es esto a lo que aspira el PSOE? ¿Ser la muleta del PNV en País Vasco (hasta que estos consigan la absoluta) y no liderar la oposición en Galicia? No tiene pinta, por lo que socialistas también han de reflexionar acerca de el futuro de sus proyectos en ambas comunidades.

PP vasco: 2020 no son los nuevos 2000

No son Unidas Podemos y PSOE los únicos que deben reflexionar acerca del futuro de sus proyectos. También debe hacerlo, y con urgencia, el PP de País Vasco. 5 escaños (realmente 4, porque 1 se lo queda Ciudadanos) y 4 menos que en 2016. Golpe letal el que asestaron los vascos a la idea que tanto le gusta a Pablo Casado; la coalición PP+Cs. Pero también le asestaron un golpe letal al discurso duro del PP en dicha comunidad. Carlos Iturgaiz, la elección personal de Casado, recuperó el discurso del PP de finales de los 90 y principios de los años 2000. Dureza, oposición a las políticas del PNV y muchas menciones a ETA. Sin embargo, parece evidente que la sociedad vasca ha pasado página y prefiere que le hablen de otras cosas. Para completar la faena, VOX entró en el Parlamento vasco, quitándole al PP un potencial escaño en Álava.

En definitiva, PP+Cs no consiguió ni crecer ni evitar que VOX entrase en el Parlamento. Desastre absoluto y el PNV les sigue comiendo terreno. Parece que la culpa de los malos resultados que ha cosechado el PP en dicha tierra en los últimos años no eran culpa de Alfonso Alonso y los dirigentes moderados que le apoyaban. Lo dicho, reflexión, mucha reflexión debe de hacerse en el PP de País Vasco…pero también en Génova.

Más PP: vencen las tesis de los moderados

Comentábamos que el discurso duro no le había funcionado al PP en País Vasco (aunque quizás si le funciona en otras regiones). Sin embargo, si triunfó el discurso moderado que tanto defiende Alberto Núñez Feijoó. Cuarta mayoría absoluta consecutiva y VOX y Cs fuera del Parlamento gallego. Posiblemente, el sueño de Casado sea trasladar esta realidad al Congreso de los Diputados. No deja de ser eso, un sueño. La izquierda señala que el líder nacional del PP ha sufrido un fuerte varapalo en estas elecciones y que su partido debe apostar por la moderación. Sin embargo, no se dejen engañar; la victoria de Feijoó es también una victoria de Casado y una clara derrota de la izquierda, que parece querer desviar la atención para no tener que pensar porqué son incapaces de vencer a Feijoó en las urnas, cuando en el resto de comicios celebrados en Galicia (Generales, Europeas y Municipales) se imponen claramente a los populares. 

VOX: no triunfa en regiones con personalidad propia

VOX obtuvo un escaño por Álava. Lo consideran un buen resultado, pero la realidad es que en las elecciones del domingo solo obtuvieron 1 de los 150 escaños que estaban en juego entre Galicia y País Vasco. Resulta evidente, que el discurso centralista de VOX apenas tiene cabida en regiones con características y personalidades propias. No hablamos solo de Galicia y País Vasco, sino también de Cataluña o Navarra. ¿Esta preparado el partido de Abascal para ser una alternativa sin tener apenas presencia en regiones claves de España? El tiempo dirá, aunque a día de hoy no lo parece.

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