De un tenso año político, los principales partidos políticos han pasado a centrarse en sus congresos y en la elección de sus lideres, así como en la revisión de sus líneas de actuación y programáticas. Tanto Partido Popular como Ciudadanos afrontan sus respectivos congresos con relativa tranquilidad, a diferencia de Podemos y PSOE cuyos congresos son los que están haciendo subir la temperatura de este frio comienzo de año.
En el caso de Ciudadanos, está formación ha pasado primero por la celebración de primarias –cuyos resultados se dieron a conocer el 26 de enero-, sin que se haya producido ninguna sorpresa respecto al candidato vencedor. Albert Rivera ha vuelto a ser elegido Presidente de Ciudadanos por mayoría aplastante de votos, habiendo quedado sus oponentes –dos militantes críticos sin apenas posibilidades- a una gran distancia del ganador. Resuelta la cuestión de la elección del presidente y de su comité ejecutivo, la formación naranja celebra su IV Asamblea General en el fin de semana del 4 y 5 de febrero, la primera desde que han ampliado su margen de representatividad en las instituciones. Destacable de la asamblea será el giro hacia su definición como “liberales” y desaparecer de su ideario el término “socialdemócrata”. Con ello, Albert Rivera y los suyos pretenderán frenar la tendencia de estancamiento o a la baja que las últimas encuestas sobre intención de voto reflejan. Buscarán romper con la imagen de indefinición que han reflejado y poder intentar recuperar los apoyos perdidos entre la ciudadanía.
En cuanto al 18º Congreso Nacional del Partido Popular, a celebrar entre los días 10 y 12 de febrero, se encara desde la tranquilidad de haber podido desbloquear la situación de enquistamiento en la que nos encontrábamos. En cuanto a la elección de Mariano Rajoy como presidente no entraña ninguna duda. De entre las novedades que se debatirán en el congreso, una de las principales será la del nuevo procedimiento para la elección del Presidente, de aplicación para el próximo congreso –con un modelo combinado asumiendo una primera votación, en la que todos los afiliados voten entre quienes sean candidatos, para luego ser los compromisarios quienes tengan la última palabra- o las novedades de endurecimiento de las normas sobre ética de los cargos públicos y anticorrupción. Por otro lado, también a destacar será el debate sobre políticas sociales de la mano de los más jóvenes de la dirección del PP, entre ellos Javier Maroto.
Muy diferente es el ambiente en el que se van a celebrar los congresos o asambleas de Podemos y PSOE. En el caso de los primeros, la formación morada se enfrenta a una situación más que complicada. Programaron su Asamblea Ciudadana Vistalegre II, que es como han dado en llamar a su congreso, para las mismas fechas en que se va a celebrar el Congreso Nacional del Partido Popular, de manera que la gente pudiera comparar entre ambos congresos, pretendiendo ser ellos los que dieran una imagen de mayor democracia interna respecto a los Populares. Ahora bien, la sensación es que su objetivo se les ha ido de las manos y la controversia entre el modelo de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón –Secretario General y Secretario de Política de Podemos, respectivamente- va más allá de intentar evidenciar “su” democracia interna frente a otros partidos. Iglesias defiende un modelo más combativo y de “lucha en la calle”, mientras que Errejón defiende un modelo más “institucional” –perdonen el minimalismo-, sin que, al parecer, lleguen a Vislalegre II con un consenso, ya que las negociaciones entre Pablistas y Errejonistas no han dado fruto alguno, sino todo lo contrario. Y lo que podía parecer –a mi me lo parecía- una teatralización del debate interno, una muestra más de postureo, se ha convertido en un duelo del que Podemos se está resintiendo, a pesar de que unos y otros quieran restarle dramatismo. Precisamente, esa lucha interna ha llevado a una de sus principales dirigentes, Carolina Bescansa, a optar por desmarcarse de ambos bandos dimitiendo de sus cargos en la ejecutiva de Podemos. Adolecen del mal endémico de la izquierda más izquierda, que cuando debate sobre si misma, entra en guerras fraticidas.
Y, por último, el PSOE, para el que la Comisión Gestora ha fijado sus primarias en mayo y su 39º Congreso para el 17 y 18 de junio. Tampoco los socialistas llegarán a sus primarias y congreso en calma. Desde el Comité Federal de octubre, en el que presentó su dimisión el anterior Secretario General -Pedro Sánchez-, en el PSOE se ha vivido una calma tensa bajo la dirección de un “hombre tranquilo”, Javier Fernández –presidente de la Comisión Gestora-, a la espera de que dieran un paso adelante los posibles candidatos. Patxi López –candidato por sorpresa- y el ave fénix Pedro Sánchez, son los dos únicos candidatos hasta el momento, mientras que Susana Díaz se hace querer. Sin duda, la polémica anda en torno a Sánchez quien parece contar con el apoyo de la militancia pero no de los dirigentes del partido, por ver en él un peligro si nos remitimos a los resultados electorales cosechados por el PSOE bajo su dirección y su posible acercamiento a Podemos. Por otro lado, la incógnita sobre la candidatura de Susana Díaz aviva más las expectativas de lo que todavía está lejos de vislumbrarse para el futuro del PSOE.
En conclusión, no parece que, ante este panorama, corran buenos tiempos para la izquierda española. Hubiera sido un magnifico momento para que el PSOE hiciera sangre de las disputas de Podemos y, de esta manera, recuperar la confianza de aquellos, que desilusionados con los socialistas, optaron por los morados en pasadas elecciones. Pero ni mucho menos están en situación de poder aprovechar el envenenado ambiente en que viven los de Pablo Iglesias.