Una vez sabidos los resultados de las “elecciones” generales del pasado domingo, entramos ahora en el camino de la formación del poder Ejecutivo, cuyo primer paso es la investidura del presidente del Gobierno.

En lo referente a la investidura hay que decir que hay 5 posibilidades:

1) Una primera votación, en la que el candidato propuesto debe alcanzar la mayoría absoluta (176 votos). La única opción de Rajoy es formar una gran coalición con el PSOE. Sin ese acuerdo, es imposible que el líder popular lograra 176 votos a favor. Ni siquiera si los diputados de Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV votaran a favor de su designación.

2) Si no se alcanzara la mayoría absoluta, se celebraría una segunda votación en la que sería necesaria la mayoría simple -más SÍ que NO- para investir al candidato propuesto. Rajoy conseguiría ser investido con los votos a favor del PP y la abstención del PSOE y Ciudadanos.

3) Si PSOE o Ciudadanos votaran en contra y no se alcanzara tampoco la mayoría simple, el jefe del Estado debe proponer a otro candidato después de una segunda ronda de contactos con los partidos políticos. Lo lógico es que el segundo candidato propuesto fuera Pedro Sánchez. Se necesita una mayoría simple en la tercera votación -la primera con el nuevo candidato-. La mayoría simple del PSOE sería suficiente con los votos a favor de Podemos y la abstención del resto menos el PP, o con los votos a favor de Ciudadanos y la abstención de Podemos y dos partidos nacionalistas con más escaños, como ERC, DyL o PNV. Algo complicado.

4) El Rey no tiene porqué proponer a un diputado o a un candidato a la presidencia del Gobierno. La ley lo contempla así: el candidato a la presidencia del Gobierno deberá tener pasaporte español, ser mayor de edad y no estar inhabilitado para ejercer un cargo público por una sentencia judicial firme. Se podrían barajar nombres importantes dentro del PP y/o del PSOE. Sería algo totalmente novedoso.

5) Si dos meses después de las «elecciones» -20 de febrero, aproximadamente- ningún candidato hubiera logrado la confianza del Congreso, el Rey debe disolver las cámaras y convocar nuevas «elecciones» que se celebrarían antes del verano de 2016.”

Según lo que se ha ido pudiendo saber a lo largo de este lunes, todo parece indicar que el PSOE va a votar NO a la investidura de Mariano Rajoy y que no intentará formar Gobierno; por otro lado, Ciudadanos se abstendrá “para favorecer la formación del Gobierno”. Podemos ha indicado que evitarán un Gobierno del PP “por activa y por pasiva” -ninguna novedad en este punto-.

Como vemos en el cuadro anterior, el paso 1 no se puede dar sin el voto a favor del PSOE. Era una opción demasiado improbable y el partido de Pedro Sánchez ha terminado de confirmarlo.

El paso 2 -una opción que no se terminaba de ver con malos ojos desde algunos sectores- también se puede ir descartando, ya que el PSOE no se va a abstener a la investidura de Rajoy, sino que votará en contra.

El paso 3, por su parte, tampoco parece probable. ¿Por qué? El PSOE ha dejado claro su intención de no intentar formar pactos para gobernar ellos. El propio Pedro Sánchez lo dejaba entrever en su declaración de la noche electoral: “Felicito al PP que ha ganado y a quien le toca intentar formar gobierno”. El Secretario de Organización del Partido Socialista, César Luena, también lo expresaba en estos términos: “Votaremos NO a Rajoy y les toca a ellos mover ficha”.

Sin investidura de Mariano Rajoy y con la negativa del PSOE a encontrar pactos para un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, nos encontramos con el paso 4: que el Rey nombre a otro candidato, que no tiene porqué ser un diputado. Aquí entra en juego que sea alguien con quien el PSOE pudiera abstenerse finalmente para poder investir a dicho candidato del PP, quien gobernaría en minoría -solo 123 votos a favor- y con constantes búsquedas de apoyos a la hora de sacar proyectos legislativos adelante.

Si el PSOE siguiera diciendo que votaría NO y que no quiere formar ningún pacto para gobernar, nos encontraríamos irremediablemente en el paso 5, celebrándose unas nuevas “elecciones” generales antes de verano, seguramente entre abril y mayo.

Toca ir deshojando la margarita e ir viendo lo que los partidos van diciendo, ya sabemos que esto puede cambiar en cualquier momento, pero en este momento parece claro que Mariano Rajoy no va a ser el próximo presidente del Gobierno, y que si el PP quiere evitar la repetición de los comicios del pasado domingo, necesita presentar otro candidato y negociar con el PSOE para su abstención. Si nada de eso ocurre, España iría inevitablemente a las urnas otra vez dentro de pocos meses.