Si estás leyendo esto quizá sea porque estás harto de tener elecciones hasta en la sopa, y por eso creo necesario hacer una muy pequeña guía para sobrevivir en el vórtice mediático al que nos exponemos cada día, que nos intoxica y que nos produce la sensación de que estamos siendo continuamente manipulados.

El exceso de información es algo con lo que cuentan los partidos políticos. Sus mensajes tienen que competir con los de otros partidos en el caos informativo a todos los niveles al que nos someten da cada día. Hay muchas personas que tienen ya decidido su voto y están motivadas para ir a las urnas, pero las estrategias comunicativas de sus respectivos grupos políticos están dirigidas a ellos sólo al principio de la campaña para asegurar su participación, una parte un poco más destacada del esfuerzo mediático está centrado en desmovilizar a los votantes de los rivales y el plato fuerte se reserva las semanas finales para el marais: los indecisos. Da igual, lo que realmente importa es que todos ellos son la razón de la sobrecarga de mensajes repetidos y machacados por los partidos con la esperanza de hacer de la votación una decisión emocional, y no racional.

Prácticamente podríamos estar desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche escuchando y viendo ininterrumpidamente, si quisiéramos, noticisas, tertulias y opiniones en televisión sobre política; tenemos titulares en prensa, repetidos en los programas de las cadenas y en las redes sociales; millones de tuits que mueren a las pocas horas de salir al mundo y estados de Facebook de nuestros contactos que hacen campaña por su parte. Si deseáramos tomar una decisión ponderada y evitar que la tomen por nosotros los mass media y los social media ¿qué deberíamos hacer?

1 – Busca tú la información, no dejes que ella te busque a ti: esto es evidente. Si queremos evitar la sobrecarga debemos seleccionar qué queremos saber, y muchas veces los medios no nos dejan opción, haciendo sus programas cada vez más atractivos y efímeros, por ello no debes dejar que la prensa haga las preguntas por ti (porque te dará incluida la respuesta que quieren que oigas) sino hacerlas tú y buscar la información.

2 – Bebe de fuentes de calidad: si tienes sed de información política no busques opiniones, busca hechos. Es importante seleccionar a los periodistas (por encima de los medios para los que trabajan) que parecen más hábiles presentando datos. Si te gusta comértelo crudo puedes recurrir a agencias de información, que son lo más factual que puedes encontrar con un mínimo de opinión o interpretación de los hechos, como EFE o Reuters.

3 – Haz un contraste de sabores: deja de ver y oír siempre los mismos programas y leer los mismos periódicos, eso lo haces para afirmar tu opinión, pero tu opinión se forma realmente cuando contrastas la información con otras fuentes contradictorias. Cambia de canal y vete al extremo que consideras contrario al de tu ideología (si la tienes definida), te sorprenderás a ti mismo asintiendo con algunas opiniones que oigas, y verás información que en otros medios está oculta. Compara programas políticos de las webs de los partidos, sopesa comentarios de tu tío el facha y tu hermana la comunista, ve a dos mítines de dos partidos opuestos (verás qué risa)… nadie te va a juzgar, eres tú el que juzgas.

En definitiva, evitar la sobrecarga de información no es apagar la tele o la radio y cerrar Twitter, sino saber filtrar los mensajes y elegir lo que necesitamos saber. La mayoría de la gente ni se molesta en hacer esto y simplemente se deja llevar.

¿Eres tú como ellos?


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