La pesadilla de una Europa federal

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[dropcap]N[/dropcap]o hay nada más estúpido en política que empeñarse en continuar con políticas fracasadas para resolver los problemas creados por ellas. A menos, claro, que esos problemas supongan un beneficio para sectores o partidos que apuesten por ellos. Algo así pasa, desde hace ya algunos años, con la Europa actual, sobre todo con la Unión Monetaria, donde se transita hacia eso que algunos quieren llamar una “Europa federal” y que no sería más que la rendición institucional de los países del sur ante el nuevo Euroreich.
En este tablero de política internacional en el continente, Grecia juega ahora un papel absolutamente clave. Sobre todo por dos cosas muy sencillas: porque su nuevo gobierno se ha empeñado en que respeten los principios que han regido las relaciones entre estados desde la paz de Westfalia: soberanía estatal legítima, y principio de no injerencia en los asuntos de otros estados. ¿Existen estas condiciones desde que estalló la llamada crisis de la deuda y Berlín se hizo con el mando de la UM a través del Banco Central Europeo? Evidentemente que no existen en su totalidad, sino solo gradualmente, y dependiendo de los países.
Tenemos, por un lado, el caso extremo de Gran Bretaña que tiene claro el camino a seguir: alejarse cada vez más de este dictado Alemán. Ya Hitler intentó destrozarla en la II Guerra Mundial y no lo consiguió, por lo que el desafío de Merkel les debe parecer algo plácidamente asumible. Pero si se retira Londres del proyecto común europeo ya no quedará ningún otro país que pueda hacer frente, con garantías de éxito, a los alemanes, ya que Italia no se sabe bien a qué Europa apuesta y Francia camina hacia la vuelta triunfal de la derecha o bien de Sarzoky, o bien de Le Pen. Luego a los países nórdicos que nadie les pida solidaridad porque ellos están en “su” modelo, y no hablemos de los del centro europeo que son simples monaguillos de Berlín que tiene a bien repartir su tesoro con Bruselas, pero tampoco demasiado.
El sueño europeo que tuvieron los padres fundadores de la Unión se va marchitando sin que se pueda hacer nada para remediarlo, porque ahora la prioridad es eso que llaman “equilibrio presupuestario” o “déficit cero”, ya que los países de la UM deben de ser empresas rentables aunque esto suponga sacrificar y condenar a millones de europeos a condiciones de vida miserables e indignas. Lo que sucede dentro de la Unión Europea no es más que el nuevo realismo como enfoque de las relaciones internacionales que se da entre Alemania y los demás estados miembros de la UM.
Pues bien, llegados a este punto del diagnóstico, hace pocos días se reunían en Madrid los líderes del socialismo europeo buscando escenificar que en Europa existe una alternativa real de la socialdemocracia, como si a estas alturas alguien pudiera creerse tal cosa. El principal fracaso de los partidos socialistas en Europa ha sido su inexistente alternativa realista a las políticas alemanas obsesivas con la austeridad. Los europeos que buscan a una izquierda capaz de transformar el actual sistema europeo cada vez acuden menos al socialismo de su país.
Lo peor de todo esto, aún así, es cuando escucho con estupor como en esa mini cumbre socialista se apuesta por avanzar más en la integración europea, es decir, que para resolver todos los males que nos aquejan no hay más camino que darle más energía al “virus” y conseguir la integración política, bancaría, fiscal y no sé cuántas más.

La pregunta es sencilla: si ante una moneda única hemos llegado a este callejón de agonía donde la única salida se llama Alemania y no quiere facilitarla, ¿tiene algún sentido entregarle toda la soberana (poca o mucha) que aún nos queda? Ya sé que con esta pregunta aparecerán los ignorantes de turno diciendo que debemos apostar por “más Europa” y demás gilipolleces del estilo. Hay quien no quiere darse cuenta del mundo real en el que viven, por mucho que prefieran seguir soñando.
Ayer el presidente griego acusó a España y Portugal del formar una alianza para tumbar a Grecia en las nuevas negociaciones sobre su deuda y el rescate. Y yo no necesito escuchar a mi gobierno para saber que Tsipras dice la verdad. Desde que Syriza llegó al poder en Atenas, Rajoy no se ha dedicado a otra cosa que a intentar torpedear y desprestigiar la alternativa griega, porque todo triunfo del pueblo griego es visto en la derecha fascista española como una victoria de Podemos.
La UE, tal y como la concibieron sus padres fundadores, ha muerto. No tiene sentido seguir creyendo en Adenauer o en Churchill, porque ahora la única que manda se llama Ángela Merkel. Aceptar esta Europa es aceptar nuestra condena a un futuro precario y, para muchos, directamente inexistente. Que el socialismo europeo solo tenga como propuesta el entregarle lo que nos queda de bolsa y de vida solo demuestra la necesidad, imperiosa, de una refundación no ya de la socialdemocracia sino de las mentes que lo dirigen.

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