Las diferencias entre el discurso del Rey, Felipe VI, y el Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont

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El rey Felipe saluda al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante Carles Puigdemont y Ada Colau | Fuente : EFE

Con una crisis institucional incandescente en Cataluña que ha fracturado a la sociedad catalana y en su extensión a la española, el Jefe del Estado, Felipe VI, irrumpió el pasado martes 3 de octubre a las 21:00 horas al paso de los recientes acontecimientos.

En el discurso más importante du su reinado, acusaba a la Generalitat de estar fuera de la legalidad. Sin embargo existen otros elementos del mensaje que aportan mucha información. Su lenguaje y gestos han sido mucho más enérgicos y marcados. Rotundo. Se mostró inflexible y con tensión, verbal gestualmente.

En un sólo plano, acompañado de la bandera de España y de la Unión Europea, sentado en su despacho y escoltado por el retrato de Carlos III, Felipe VI se dirigió en español únicamente a «los españoles», en un mensaje que excluía a independentistas u otros catalanes a favor del derecho a decidir.

«No compartimos el mensaje del Jefe del Estado, que hace suyas las políticas de Mariano Rajoy e ignora deliberadamente los catalanes que no pensamos como el y que han sido víctimas de la violencia policial.»

Por su parte, Puigdemont, llevó a cabo una estrategia comunicativa muy diferente. A la misma hora, las 21:00 del 4 de octubre, las críticas del Presidente de la Generalitat han ido directamente al gobierno del Estado y al rey. En este sentido afirmaba:»No compartimos el mensaje del Jefe del Estado, que hace suyas las políticas de Mariano Rajoy». Frente a la rigidez y firmeza del rey, Puigdemont apostó por los símbolos del pacifismo y el diálogo.

Con un tono cordial en su discurso (referencias a la mediación) y en su voz, además de integrador, se dirigió tanto a los catalanes (en catalán) como a los españoles (en español). No así con el rey Felipe VI, a quien se dirigió en catalán, diciéndole «Así no. Ha decepcionado una mayoría de catalanes».

La escenografía estuvo cargada de simbolismos. Puigdemont entraba andando en el salón Verge de Montserrat del Palau de la Generalitat, por una puerta que se dejó abierta durante todo el discurso.

De pie y únicamente acompañado de la bandera oficial de Cataluña, denotándose la ausencia de la europea, el presidente de la Generalitat de Cataluña ofrecía su discurso sin ningún papel ni otro elemento que pudiese despistar al espectador de la posición central que ocupaba.

 

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