Miedos a “cortar cabezas”, a posibles rupturas o el constante ambiente de faltas de respeto parecen ser el libro diario en la organización. Pero, tras la votación, ¿Hacia a donde vamos, ahora qué?

Esta es la pregunta que el PSOE, y quienes forman parte de él, hemos y debemos de hacernos el día 22.  Necesitamos sacar en claro que queremos. Durante la el domingo viviremos el recuento de votos y la jornada de votación, de igual manera al momento de los avales, expectantes y puntillosos ante los “actos del compañero y/o contrario”. Situación esta, que no ayudará a calmar los ánimos en cualquiera de los tres proyectos, allí donde exista fricción entre partidarios de uno u otro candidato. Aunque no esté claro quién será el ganador, todos debemos, como organización, ser respetuosos y comprometernos con el resultado.

Por otro lado creo que quien no esté conforme con el resultado, a título individual tiene que actuar, en la medida que él mismo estime oportuno y conveniente. Si no sientes que formas parte de algo, llamémosle PSOE, no lo hagas, porque nos debemos a los ideales y no a las estructuras, y es con estos con los que debemos corresponder. Sin malinterpretar las palabras hay que entender que la militancia es individual, y con el paso del tiempo hemos perdido esa identidad personal u opinión personal, con la que formar parte en algo colectivo en lo que sentirnos representados. Una organización sin renovación en las personas que la componen se convierte en un elemento estéril ideológicamente y por ende para la sociedad.

A partir de aquí, el gran reto del nuevo o nueva en la secretaría general va a ser convencer no solo fuera sino dentro. Dentro porque si nosotros mismos no creemos que tenemos posibilidades, nunca las vamos a tener y porque tampoco podemos decir una cosa mientras hacemos otra. Quien esté, ha de ganarse el respeto de quienes no le han apoyado en el proceso y para esto hay que generar ideas e ilusión, alejados de las viejas familias constituidas dentro del partido, y pensar por nosotros mismos por presente joven, porque la reacción al cambio que pretendemos dar a la gente, últimamente, procede de estos árboles conformados.

Pero también fuera, porque el partido se encuentra en caída libre desde la segunda legislatura de Zapatero y porque en algunos casos hemos estado alejados de la órbita social, de la sociedad civil. Para ello debemos de renovar la política de nuestro partido, si queremos convencer fuera tenemos que adaptarnos al siglo XXI y con ello llevar la iniciativa política desde las instituciones, como ya hacemos en Cantabria. Así nos acercaremos a la ciudadanía, renovándonos podremos seguir el camino de la supervivencia y superación de la organización. Y esto se consigue con gente nueva y con ideas frescas, aunque para algunos dejar de lado ciertos aspectos históricos, suponga un alto precio a pagar.

Por esto, el día después es necesaria la calma, el sosiego y la responsabilidad de partido, siempre que todo fuese fehacientemente realizado, de lo que esperemos no quepa duda alguna, para poder mirar hacia adelante juntos y trabajar. Hay que dejar los complejos de gran partido y trabajar para una sociedad más justa, porque así será como recobraremos espacio, pero sobre todo, identidad y respeto.

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