La maniobra de Susana Díaz

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La cadena de dimisiones llevada a cabo por el sector crítico a Pedro Sánchez ha llevado al Partido Socialista a una situación de indefensión poco sostenible en el largo plazo. La decisión que a todas luces encabeza Susana Díaz, tiene como fondo un pulso interno sobre el modelo de partido que va a imperar en los próximos años.

En el Comité Federal que se celebra a día hoy se debaten exactamente dos modelos de partido

El primer modelo tiene que ver con uno ya clásico en el PSOE. Este modelo circunscribe la elección de los próximos Secretarios Generales por medio de delegados en un Congreso. Esto supone de facto que, los denominados «barones» territoriales cobren un mayor protagonismo y una cuota de poder que vendrían perdiendo con el modelo de elecciones primarias. Sin lugar a dudas, las federaciones andaluza y valenciana, liderada por miembros críticos a Sánchez, ganarían una cuota de poder muy superior al resto de las federaciones ya que entre los dos suman más de la mitad de los militantes del Partido Socialista.

El otro modelo de partido es aquel que representa Pedro Sánchez, y tiene que ver con el trámite por el cual Sánchez llegó a al Secretaria General, las primarias. Este sistema, aunque no exento de las pulsiones de poder que puedan llegar a tener las federaciones en la movilización del voto militante, supone un empoderamiento de las bases ineludible. De este modo, la legitimación del candidato entrante es mucho más fuerte y se establece un vínculo muy potente entre los electores y el electo.

De triunfar el primer modelo es de esperar que la decisión resultante en el Comité Federal de hoy a partir de la conformación de una gestora, prestando atención a la demanda del sector crítico, sea la de abstenerse en la sesión de investidura de Mariano Rajoy y así facilitar el gobierno del Partido Popular. Ante este nuevo panorama, aparece un actor ya conocido y contendiente en las primarias a la secretaria general, Eduardo Madina, quien se posiciona como el mejor colocado para encabezar la nueva oposición al Partido Popular en el Congreso de los diputados. El gran dilema al que se enfrenta el sector crítico, es cómo encabezar la oposición y a la vez elegir un nuevo líder.

Mientras tanto, Susana Díaz, a través de la gestora dilatará lo máximo posible la elección del nuevo secretario general, esperando que las aguas socialistas vuelvan a su cauce. Los tiempos son importantes: Susana tiene aún dos años de gobierno en Andalucía que podría agotar para postularse en este tiempo como nueva secretaria general. En todo este tiempo, el PSOE aprovechará para ligar la recomposición del partido y construcción de una oposición política al PP.

La nueva elección, previsiblemente será mediante un congreso mediante delegados, y con un peso territorial por parte de los barones afines, similar a los procesos clásicos socialistas. El único modelo que puede garantizar a la líder del PSOE andaluz salir electa. Esto se debe a que, la andaluza ha salido debilitada y haya agotado toda posibilidad de salir legitimada por la militancia ante los recientes sucesos acaecidos en el seno del Partido Socialista.

 

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