Es muy fácil criticar a Pedro Sánchez por haber fichado a Irene Lozano como independiente y ponerla la número cuatro en las listas por Madrid; sería un artículo sencillo en el que hablaría de lo arriesgado que ha sido este movimiento para el PSOE y lo incoherente que es todo esto, pero me interesa mucho más cómo se ha vendido esta moto y como está bajando el sapo por la garganta de Lozano hasta que llega el siguiente notición político que llame la atención de la gente.

Si a mí me hubieran encargado idear la estrategia para anunciar el fichaje y colocación en lista de Irene Lozano en el PSOE, habría dicho “ufff”, porque no es algo fácil. La ex-diputada de UPYD viene con un storytelling muy fuerte y un etiquetado político muy marcado (casi gana en la lucha por dirigir el partido magenta), pero eso no ha impedido, al parecer, que los asesores de Pedro Sánchez hayan conseguido, al menos, aprovechar la inercia de la situación. Para entender esto hay que recordar que el PSOE es un partido con fuertes y mediáticas luchas internas, protagonizadas por el enfrentamiento entre el propio Sánchez y Susana Díaz, y enmarcadas por las rebeliones en el PSM y el PSC; todo esto arroja una imagen de inestabilidad, y parece ser que los golpes de efecto y los cambios de discurso han sido las armas de elección de Sánchez, con guindas como el uso de banderas españolas, de la palabra “patria”, de desdichos y de propuestas políticas de considerable impacto mediático. En este marco, y con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, resaltaré brevemente como creo que han cabalgado la ola del maremoto en los medios.

Ejercicio de la disciplina: tener un puesto número cuatro en las listas de Madrid de un partido grande te garantiza el escaño; sabiendo esto, imaginaos qué tipo de enfrentamientos y conflictos habrán acontecido en el seno del PSM al saber que Irene Lozano venía con un cupón premiado. Paradójicamente, el hecho de que el PSM no se rebelara ha sido algo casi fortuito, porque el juez mantuvo la imputación a Pablo Bellido, quien puso su cargo a disposición del partido, y Luz Rodríguez, la dirigente de la Ejecutiva Federal, aceptó irse a ser cabeza de lista en Guadalajara, facilitando la inclusión de Lozano, así que la suma de la suerte más lealtad ha servido para meterla con el calzador. Ahora quedaban los barones socialistas. Susana Díaz hace notar su desprecio llegando tarde al comité y sin hacer declaraciones, y los demás piden que Lozano se disculpe por lo dicho estos años del PSOE, pero al final todo el mundo ha guardado silencio, y quizá Sánchez se la jugó confiando en que los miembros de su partido preferirían callar por la proximidad de las elecciones, y le ha salido bien. La disciplina de partido es poderosa.

Elección de palabras: En la intervención abierta del Comité Federal, Pedro Sánchez habló de Irene Lozano sin mencionarla, y se vanaglorió de ficharla sin decir su nombre. «El PSOE nunca puso límites. En un tiempo en el que en el PP dimiten o se avergüenzan, nosotros incorporamos a independientes», dijo, y habló de un partido “abierto”, mientras que Lozano no responde nunca a la pregunta de si se arrepiente de sus declaraciones contra el PSOE en su etapa de UPYD y solo habla de “cambio” dentro de los socialistas, de “cosas en común” con sus miembros y de su compartida “beligerancia” contra la corrupción contra los miembros del PSOE. Todo lo dicho está muy medido para cubrir el cupo exigido por los medios pero sin que se le pueda dar la vuelta a las declaraciones. Así se traga un sapo.

Crisis es oportunidad: por último, donde cualquiera habrá percibido una crisis en el PSOE (que la hay), otros han visto algo muy valioso, y es que el anuncio del Irene Lozano se ha hecho el fin de semana del debate de Albert Rivera y Pablo Iglesias, restándole protagonismo esta semana y desplazándolo parcialmente de las pantallas y las portadas. La verdad es que la jugada les ha salido bien, pero como habéis visto ha sido una mezcla de suerte, disciplina y habilidad.

 Y ahora que Irene Lozano se ha tragado el sapo, queda digerirlo, y todos esperamos ver cómo Pedro Sánchez rentabiliza su fichaje, que bien caro le ha salido.

 


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