Empatía, solidaridad, ayuda, migración, son las palabras con las que últimamente se han abierto todos los noticieros nacionales en la última semana. Parece como si todos hubiéramos sido inmigrantes en guerra en algún momento de nuestra vida y hubiéramos sufrido lo que estas personas durante los últimos años en sus respectivos países. Resulta precipitado a la vez que curioso poder analizar y comparar que los países económicamente más dañados tras la crisis de principios de siglo son a la vez aquellos que más flujo migratorio reciben, a excepción de Irlanda.

Por otro lado, no es de entender como hasta finales de Agosto, principios de Septiembre se ha “hecho caso” al aumento del flujo migratorio, puesto que según datos de Frontex, en el primer trimestre de 2015 en las rutas fronterizas de Chipre y Grecia y Albania aumentaron respectivamente a 32.950 y 14.151 de los 3.340 y 4.195 del año anterior. La misma hipocresía con la que se ha tratado este tema se ha tratado la polémica foto del niño pequeño hallado muerto en una playa, una completa manipulación rozando lo inmoral, pero que a la vez ha servido como empuje para los países europeos ante la gran vergüenza de ver esta foto su propio territorio.

Como respuesta Alemana abrió sus puertas y accedió a que los refugiados entrasen, España hizo una declaración de intenciones sobre la posible acogida de inmigrantes, Reino Unido se ofreció a tomar medidas al respecto, después de haber rechazado en anteriores ocasiones la acogida. En definitiva la vergüenza pública hace recapacitar y reaccionar a los países menos estrictos en política migratoria, que son los que tienen casos aislados de inmigración. Mientras tanto países como Hungría, Austria o Dinamarca han rechazado la propuesta migratoria, que prácticamente nunca se encuentran en situaciones de este tipo.

Aquello que nació en el ocaso de la segunda guerra mundial, con el tiempo se ha ido enfocando a una unión de estados, y no está tan lejano el día en el que las políticas sean comunes, con un presidente electo donde los países sean estados federales. Todos los actos políticos que se han ido tomando desde que la Unión Europea está formada han ido dando forma a la misma en cuanto a los objetivos que la misma presenta y la política migratoria forma parte de esta Unión.

Va a forzar y forzará a una política de inmigración de tipo humanitario, común dentro de la unión, una compenetración política común entre los países del norte de Europa, como Dinamarca que no cede ante las propuestas y los países del sur como Grecia, Italia o Chipre, que se ven desbordados anualmente por la masiva llegada migratoria.

Este es el objetivo una Europa que se hará a base de hechos políticos, una política común que comienza en la migratoria, el nacimiento de una “Gran Europa”.

 


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