Aquella mañana Inma Sequí, la joven líder de VOX en Cuenca, con solo 18 años por cierto, salía del portal de su casa para ir a desayunar con su padre cuando de manera inesperada recibió una patada en la espalda que la tiró al suelo. Al grito de “¡Fascista!” tres personas que la estaban esperando le dieron una paliza que le dejó varias contusiones, el labio partido y una fractura en el pómulo, yaciendo casi inconsciente en el suelo.

Los agresores eran tres personas, dos hombres y una mujer, y a juzgar por la brutalidad de la paliza traían mucha rabia y odio con ellos, pero se habían dejado en casa dos cosas: el valor y la inteligencia. Creo que el valor se lo dejaron al salir a la calle porque hay que ser muy cobarde para atacar por la espalda, por sorpresa y tres contra uno a una chica de 18 años, cobarde para no enfrentarse cara a cara con ella siguiendo las reglas de la democracia en un debate argumentado, y cobarde para esconderse después a ver si no te pilla la policía, que lo hará, porque si utilizan la misma inteligencia para ocultarse que para atacar, es probable que se encuentren ahora en un bar tomando unas cañas como si nada.

En cuanto a la inteligencia, quizá no se la dejaron en casa porque nunca la tuvieron. Es decir ¿qué pretendían con esta agresión? ¿Anular a Sequí como política? ¿Hacer que se retirara de la lucha ideológica? ¿Liberar tu rabia? ¿De verdad? ¿En serio? No, no ¿en serio me lo dices? Vamos a ver, si tú agredes a un político lo que estás consiguiendo es que salga en las noticias, que todos los grandes partidos condenen la agresión, con sus tweets y retweets, y que la gente en las redes sociales se interese por el caso y busque más información sobre la víctima. Si además la política a la que agredes tiene 18 años estás creando un caso de notable impacto mediático, dándole publicidad a la persona en cuestión y más aún, dándole la oportunidad de mostrarse ante la opinión pública como una líder con fuerza y firmeza, una cuyas convicciones ideológicas no son fáciles de quebrar y cuya determinación es motivo de admiración; y esto ocurre invariablemente con cualquier político agredido que sepa aprovechar la ocasión. Así que si lo que pretendían era acallarla, han conseguido exactamente lo contrario, porque le están regalando espacios en radio y prensa para que difunda sus ideas, que supongo que era exactamente lo contrario a lo que deseaban.

Más aún, los políticos que son víctimas de atentados o agresiones y sobreviven ven incrementada la simpatía que siente la opinión pública hacia su persona, y sus compañeros de partido cierran filas en torno a ellos dándole muestras de apoyo y mejorando su imagen, como en el atentado de ETA contra Aznar en el 95 o la agresión en 2009 de un desequilibrado hacia Berlusconi que le rompió varios dientes y la boca ensangrentada, en ambas situaciones hubo un repunte en las encuestas de popularidad. En el caso de Inma Sequí ocurre lo mismo, pero al ser de un partido muy cercano al extremo de la derecha política (VOX se define a sí misma como “La Derecha”) siempre habrá una parte de la población que por desgracia sí se alegre de la paliza, porque algunos seres humanos son así de básicos, pero les recuerdo a esos que todavía estamos en tiempos de paz y democracia y se deben respetar todas las ideas, y si no les gustan las de VOX y las quieren anular la peor manera de hacerlo es creando titulares y una historia dramática de sufrimiento y fuerza para que su enemigo la cuente en su favor.

No, no he terminado. Ya veremos cuando la policía encuentre a los culpables, porque si esto es violencia política entonces los agresores atacaban bajo unas ideas políticas contrarias a las de Inma, y cuando la policía y los medios den con ellos sabremos de qué palo son, con todas sus consecuencias. Vamos, que esos dos hombres y la mujer se merecen un premio a la estrategia más brillante. Bravo.

 


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