[dropcap]D[/dropcap]urante toda esta crisis han hablado cientos de expertos sobre la urgente necesidad de financiación de las empresas y hogares, para reactivar la economía. La inversión sería el motor que impulse el crecimiento del país. La panacea de muchos economistas en materia de estructuralismo económico. Pero no, ni la inversión será la panacea ni el motor. Al menos, no por ahora.
Imagen. Deuda de los sectores no financieros materializada en valores representativos de deuda y en préstamos (millones de euros)
Con una economía que se ha visto sacudida principalmente dado su nivel de endeudamiento, y que está dentro de un proceso de desapalancamiento, muy necesario, ¿acaso soltar la financiación va a reactivar algo?
Tan solo aquellas economías que tengan un motor ya funcionando; dicho sea un nivel de desempleo bajo, una inflación controlada pero continua, un sector industrial estable, un sector agrícola fuerte (consiguientemente con precios estables) y un sector servicios de calidad, tendrá entonces los ingredientes adecuados para que la financiación fluya correctamente.
La incertidumbre, los riesgos y la volatilidad en los mercados que aún reina en la mayor parte de la economía europea impiden que la financiación llegue a buen puerto. Y es básicamente porque dentro de esa espiral de incertidumbres y riesgos los comportamientos gregarios (ovejas de un rebaño) ganan importancia. La irracionalidad se vuelve racional.
El mantra de apertura de la financiación solo afectará a esos comportamientos gregarios, a ganar (o perder) más dinero, y buscar el negocio fácil. No olvidemos que aún estamos en procesos de “purificación” de balances, ya que los mercados se han dado cuenta de que esos juegos de “palancas” ya no los convertirán en el Midas del nuevo mundo.
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