Las crónicas de Wert: Ahora a por los universitarios

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[dropcap]L[/dropcap]a LOMCE muestra lo que en un futuro será un pesado lastre para la educación en España. Por si no fuera poco, la lucidez del Ministro de Educación, Jose Ignacio Wert, ha comenzado a generar cierta sensación de desesperación en el estudiantado. Los recortes en becas no le han llegado y el haber metido el sistema educativo en una máquina del tiempo para llevarlo décadas atrás parece haberlo motivado.

La devaluación sistemática de la calidad educativa tiene un propósito concreto que no es más que la devaluación presente y futura de la mano de obra y por consiguiente construir una economía competitiva a costa de los derechos y el bienestar de trabajadores y estudiantes. La derecha siempre ha sido predecible en este sentido y la reforma laboral es la ejemplificación de la devaluación interna sin una creación de empleo de calidad, sin olvidarnos de los universitarios, un colectivo especialmente afectado por el paro. Por si esto no es suficiente el Partido Popular tiene algo más preparado, una receta más clasista.

El Ministro Wert es de nuevo el protagonista de una mala novela de terror. Parece no querer renunciar a sus páginas en los libros de historia como el Ministro del holocausto universitario español. Una segregación sin precedentes que pretende partir a la sociedad en dos en una visión clásica de ricos y pobres. La educación ya no será un elemento igualador de la sociedad, ese instrumento que da la posibilidad a cualquier persona de poder llegar a labrarse un futuro y ser dueño de su presente independientemente de su situación económica.

Si el proyectado nuevo sistema de ingreso a la universidad es de dudosa fiabilidad ante la posibilidad de mercantilización y por lo tanto la discriminación según rentas al no contar con un mínimo común denominador como es el examen de selectividad, el nuevo proyecto educativo de Wert no deja indiferente a nadie. La nueva receta Wert consiste, un vez más, en diferenciar a la sociedad por rentas.

En su melancolía por el pasado, el Ministro de Educación, Cultura y Deportes prevé aumentar a dos años los másteres de pago, reduciendo a su vez los grados a tres años de los cuatro años ya decretados en un ya denostado sistema universitario a través del Plan Bolonia. Wert no da puntada sin hilo, ya que el precio de un máster puede llegar a triplicar el precio de un año de grado en la universidad. Existen diferentes maneras de restringir la educación de calidad de los estudiantes y Wert parece estar dando los primeros pasos a un camino complementario a los recortes de becas.

La educación para la derecha es el instrumento ideal para reactivar un ejército de reserva de una nueva clase de trabajadores que se han podido formar en la universidad pero que no han podido desarrollar unos estudios de posgrado de calidad y accesibles que les den las mismas posibilidades de cara a un puesto de trabajo digno y acorde a sus propósitos.

Por si esto no fuera poco, Wert defiende los créditos universitarios para estudiar. Después de numerosos sablazos a la contabilidad del estudiantado, al Ministro no se le ocurre otra cosa que hipotecarnos antes de tener un empleo, y lo que es más importante, uno de calidad, alejado de las cocinas de restaurantes de comida rápida. En un afán de ser poco original e importando modelos de otros países no estaría de más recordarle que uno de cada cinco estudiantes norteamericanos es perseguido por impago y que las cifras de la deuda acumulada por los estudiantes estadounidenses son multimillonarias. Un sistema donde las entidades financieras se frotan las manos. Un juego donde la banca siempre gana.

 

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