Inmovilismo de los partidos políticos

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[dropcap]H[/dropcap]ace una semana escribí un artículo sobre le evolución de los partidos políticos, expliqué cómo habían cambiado sus estructuras y sus formas de actuar en la sociedad, desde los «partidos de cuadros» hasta los «partidos cártel» o «partidos neopopulistas».  A partir de ahí creo que es  necesaria una reflexión sobre el papel que ha de desempeñar el partido político en su espacio de organización y gestión política: la sociedad.

La función principal del partido es la de representación, la de ganar el poder político para llevar a cabo una ideología o construir un tipo de sociedad. Los partidos pueden tener una ideología fuerte y férrea, con ella y a través de una metodología quieren transformar la sociedad a su tipo ideal, el mayor ejemplo son los partidos comunistas, nacidos tras la 2º Internacional en un periodo marcado por la Revolución Rusa y la I Guerra Mundial, originados también tras la división que surge entre la socialdemocracia y la teorías revolucionarias de Lenin. La función principal del Partido Comunista es la transformación social, ella la lleva a cabo a través de la dirección ideológica y revolucionaria del partido a las masas.

Comento este ejemplo porque es el tipo ideal de un partido organizado y con fuertes principios. Por ello el partido no es un fin, sino un medio de transformación,  el instrumento del cambio; el partido tiende a desaparecer en el momento que la transformación social se haya hecho efectiva, las siglas o el aparato burocrático no deben tener ninguna importancia y se debe evitar el vínculo emocional hacia ellas.

Y en eso justamente radica el problema, en casi la totalidad de los partidos no ocurre así. Suele aparecer un cierto fetichismo hacia la organización, las siglas y el aparato se convierten en un fin en sí mismas, dejan de ser un instrumento o un mecanismo de cambio. Se genera una estrecha relación con el partido que nubla la vista y desplaza los objetivos de la organización. Ahora el propósito consiste en sobrevivir como partido; la estabilidad y permanencia se toman como fines esenciales de su línea política y metodológica. Hay un importante trasvase de objetivos: de la transformación social a la supervivencia como partido.

Esta crítica la explica bastante detallada Antonio Gramsci hacia las líneas de actuación que tenían los partidos comunistas occidentales cercanos al marxismo ortodoxo o hacia prácticas estalinistas, que según Gramsci interpretan mal a su referente ideológico Lenin.

Aun así este problema no ocurre tan solo en los partidos comunistas, solo hay que echar un vistazo a los partidos socialdemócratas de Europa. Actualmente nos encontramos en un contexto de caída del régimen, no solo de España sino de Europa; observamos cómo los partidos tradicionales nacidos tras la II Guerra Mundial para crear una unión de países europeos y recuperar los valores democráticos, se derrumban;  cognitivamente vemos como el bloque de la UE, el BCE, el Parlamento Europeo se encuentra en crisis no solo económica sino política; con una creciente desafección ciudadana hacia las instituciones. El índice de participación electoral cae, la valoración de las instituciones están bajo mínimos, aparecen fuerzas alternativas y emergentes tanto en la extrema derecha como en la extrema izquierda, y populistas que quieren convertir la insatisfacción ciudadana en expresión política-institucional.

Siguiendo el ejemplo de los partidos socialdemócratas, podemos analizar al griego PASOK que guarda solo una intención de voto de poco más del 5%, al Partido Socialista de Portugal en una profunda recesión tras perder las elecciones anticipadas del pasado mes de junio, el PSOE nacido en tradiciones marxistas su única función política es resolver los conflictos internos para ver quien llega a su secretaría general o quien capta un escaño en el Parlamento y ni Pedro Sánchez parece ser capaz de obtener la mayoría parlamentaria que consiguieron anteriores secretarios.

El futuro de la socialdemocracia parece estar más cerca de la desaparición, o cuando menos de la marginalidad política, que de la recuperación como un partido de masas. Además que el origen de la socialdemocracia a mediados del siglo XX fue llevar a cabo una transformación radical de la sociedad a través de métodos democráticos, pero ahora se comportan como reaccionarios defendiendo el Statu quo e intentando conservar un régimen que por sí solo se cae.

Es en este momento cuando los partidos tienen que plantearse la siguiente cuestión: ¿es más efectivo para el cambio social la desaparición de nuestro partido e intentar colaborar en otros espacios para dicho cambio? ¿o bien, intentamos pervivir, disfrutar unos años más de nuestro escaño parlamentario y dejar a un lado la función transformadora que es por lo que nacimos?

Directamente no menciono a los partidos conservadores porque estos no nacieron para realizar un cambio social, sino para mantener el régimen o para mantener un sistema cultural basado en valores tradicionales de religión y jerarquía. O bien la nueva derecha liberal que quieren mantener las ideas ilustradas de competitividad, meritocracia, libre mercado, darwinismo social, etc; porque se creen que son ideas renovadoras y no, vienen del siglo XIX incluso previas a las teorías socialistas que nacieron como respuesta a esta.

Por último voy a dejar una cita de Antonio Gramsci en la que explica  su concepción del partido y su función esencial es: “El partido político, escribe Gramscies precisamente el mecanismo que, en la sociedad civil, cumple el Estado en una dimensión más grande y más sintéticamente en la sociedad política; es decir, procura el enlace entre intelectuales orgánicos de un grupo, el que es dominante, y los intelectuales tradicionales; y esta función el partido la cumple precisamente en dependencia de su función fundamental, que es la de elaborar sus propios componentes, que son los elementos de un grupo social nacido y desarrollado como “económico”, hasta convertirlos en intelectuales políticos calificados, dirigentes, organizadores de todas las actividades y las funciones que son inherentes al desarrollo orgánico de una sociedad integral“.

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3 COMENTARIOS

  1. concepto errado de la critica de gramsci a la existencia del partido, para gramsci el partido no desaparece tras la revolucion, en partido desaparace cuando la totalidad de la sociedad es parte del mismo, es decir, cuando se supera la fase de la dictadura del proletariado (socialismo) y se alcanza el comunismo. El partido desaparece al mismo tiempo que lo hace el estado y esto implica no solo la daparicion de lo oposicion burguesa interna, si no de la amanaza externa

    • Efectivamente, pero yyo no he dicho que el partido desaparezca tras la revolución, he dicho que el partido es finito porque es un instrumento para la emancipación de clase obrera a la par que se desintegra el Estado por su inutilidad. Aun así este concepto del partido al que te refieres el percursor fue Lenin en «Estado y Revolución».
      Gracias por el comentario. Un saludo.

      • entonces no tiene sentido alguno como usas ese concepto para el ataque a la urss, y el partido de nuevo tipo lo desarrolla lenin e que hacer no en el estado y revolucion

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