• Como se ha venido observando en las últimas fechas, tras el lanzamiento por parte de Carles Puigdemont de Junts como su nuevo partido, la división provocada en el ala derecha del nacionalismo catalán es profunda.

La ruptura de la coalición electoral de Junts per Catalunya tras el enésimo movimiento electoralista del expresident, ha generado un amplio trasvase de miembros del PDCat hacía la nueva formación, aunque en el seno de la antigua Convergéncia no todos han visto con buenos ojos este movimiento y los hay que se han quedado bajo las filas demócratas.

Como se observó en la votación sobre la regulación de los precios de los alquileres, que tuvo lugar la semana pasada en el Parlament, el PDCat trata de marcar distancia con los que hasta ahora eran sus «hermanos», utilizando sus cuatro diputados fieles para oponerse a la medida, aunque el Govern logró sacarla adelante sin grandes apuros.

La otra carta que se intuye que jugará el Partido Demócrata Catalán, y quizás la más influyente a nivel mediático bajo la proximidad de comicios en Cataluña, se sitúa en el Congreso de los Diputados, dónde la ruptura provoca entre los ocho diputados de JxCat lleva a que solo la mitad se hayan movido a Junts. Por tanto, el PDCat cuenta con cuatro diputados (Ferran Bel, Sergi Miquel, Concepció Cañadell y Genís Boadella) que marcarán distancia y buscarán posicionamientos propios en la cámara baja, eso sí, continuarán integrados en el Grupo Parlamentario Plural, con los cuatro de Junts, los dos de Más País, Néstor Rego del BNG y Joan Baldoví de Compromís.

Este giro en el actual Congreso, en el que cada escaño es vital para el Ejecutivo a la hora de sacar adelante sus propuestas, aprovechando la coyuntura de la aritmética variable, puede ser el terreno de juego ideal para que los demócratas pueden dar un primer gran golpe con los Presupuestos Generales del Estado.

Moverían ficha volviendo al cauce colaborativo que siempre a caracterizado a la Convergència i Unió, de la que el PDCat es heredera, siendo participe de momentos cruciales como en su voto favorable a la moción de censura a Mariano Rajoy, de la que Pedro Sánchez salió investido presidente. Esto chocaría con el inmovilismo que ha impuesto Puigdemont en el trato de su partido con el Gobierno central en materia parlamentaria. Generaría además un cierto incordio para Esquerra, quien en los últimos tiempos se ha adjudicado el papel de «conseguidor» en Cataluña, frente a JxCat.

Observando las cartas sobre el tapete como si de una partida de póker se tratase, desde Moncloa analizan cada una de las posibles jugadas. Pedro Sánchez y su Jefe de Gabinete, Iván Redondo, han empezado a calcular la amplitud de opciones que les ofrece el hemiciclo tras el cisma de la derecha catalana.

La coalición de gobierno cuenta con 155 diputados, pero parece factible llegar a acuerdos con Esquerra (con 13 miembros), Ciudadanos (10), PNV (6), EH Bildu (5), PDCat (4), Más País (2) y las formaciones con un único diputado como el BNG, Compromís, PRC, Nueva Canarias, Coalición Canaria y Teruel Existe. La libreta de Redondo tiene bien subrayados a cada uno de estos 46 diputados, de los cuales necesita 21 apoyos para tener el respaldo de la mayoría absoluta a los Presupuestos, con lo que el margen de maniobra de Moncloa se ve ampliado y da opción a explorar vías de diversa índole.


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