El éxodo empresarial que está sufriendo Cataluña lidera la primera plana de los medios de comunicación a nivel nacional. Desde entidades financieras como Caixabank hasta farmacéuticas como Oryzon, todas buscan estabilidad para sus inversores.

Desde la Generalitat enfatizaban que las empresas no se estaban marchando y el propio Oriol Junqueras calmaba los ánimos asegurando que no habría consecuencias con el empleo. Pero, ¿Qué hay de cierto en todo esto?.

EL DOMICILIO SOCIAL

En una sociedad debe existir un domicilio social registrado, de carácter público y que figure en los estatutos de la misma. A grandes rasgos, su principal función es la identificación de la empresa, y esto es importante para la asignación de los Juzgados competentes para problemas legales, por ejemplo.

El DOMICILIO FISCAL

Aquí comienzan las «verdades» de Junqueras. El domicilio fiscal viene regido por el artículo 48 de la Ley General Tributaria y es el encargado de determinar la adscripción a una oficina tributaria.

Sin embargo, será la Comunidad Autónoma en la que esté centralizada la gestión administrativa y dirección de la sociedad donde radique el domicilio fiscal. Esto da lugar a que el domicilio social y el fiscal puedan ser diferentes. Grandes corporaciones como el Banco Santander o BBVA tienen el domicilio social y el fiscal en comunidades distintas.

En relación al mercado, estos cambios de domicilio social lo único que hacen es apaciguar los nervios sobre una hipotética DUI (Declaración Unilateral de Independencia), pero en relación a los puestos de trabajo y tributación autonómica no habrá cambios sustanciales hasta que se comunique el cambio de domicilio fiscal.

Mientras que el domicilio social se comunica a la CNMV y es accesible a todo el mundo que quiera verlo. El Domicilio fiscal obra en manos de la Agencia Tributaria y para modificarlo habría que hacerlo a través del modelo censal 036.

Por tanto, si finalmente Cataluña continúa perteneciendo al marco español no habría dejado de ingresar impuestos por estas grandes sociades. Ni los puestos de trabajo ni el ritmo habitual de la sociedad se vería afectado, de momento.

 

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