La abstención e IU, claves en el resultado electoral de Unidos Podemos

0
854

El principal objetivo de Unidos Podemos durante estos meses era adelantar al PSOE y convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda española, mediante una unión entre Podemos e Izquierda Unida, que gustaba a muchos (la corriente más polarizada hacia la izquierda) pero disgustaba a otros tantos (los defensores del discurso transversal, como Íñigo Errejón). Con ese objetivo encaraba el 26-J dicha coalición de extrema izquierda.

Si bien es cierto que casi todas las encuestas pre-electorales daban por hecho el «sorpasso», incluidas las propias encuestas a pie de urna en los colegios electorales, este “adelantamiento por la izquierda” no se terminó de producir y el PSOE conservó la segunda posición electoral consiguiendo sobre medio millón de votos más que Unidos Podemos.

¿Por qué no se produjo el «sorpasso»? Se puede explicar algo más fácilmente teniendo en cuenta uno de los últimos barómetros de Metroscopia, en el que analiza la fidelidad y fuga de votos del 20-D al 26-J. Básicamente, las claves para explicar el fracaso de Unidos Podemos en su objetivo electoral principal, se encontrarían en dos puntos: la abstención y uno de los partidos de la coalición, IU.

Un alto porcentaje (15%) de votantes de Podemos e IU de diciembre, decidieron quedarse en casa en junio, solo por detrás de los votantes de C’s (16%). Sin duda es una abstención alta. Por esta vía Unidos Podemos perdió casi 800.000 votos de Podemos y 140.000 de IU.

Imagen 1
Fuente: Metroscopia

Por otro lado, el papel de IU en la coalición fue bastante más flojo de lo esperado. Tan solo el 60% de los que votaron a Unidad Popular el 20-D metió la papeleta de Unidos Podemos en junio. Es el porcentaje más bajo, es decir, fue el partido con menor fidelidad de voto. ¿Adónde fueron los votos restantes?

Un 19% al PSOE (casi 180.000 votos). Sin duda es un porcentaje bastante alto, siendo superado solamente por el 20% de votantes de C’s que votaron al PP en junio.

Un 15% a la abstención, como he comentado en el punto anterior. El resto, un 6%, entre C’s, PP y otros partidos minoritarios.

Fuente: Metroscopia
Fuente: Metroscopia

Y es que el electorado de IU ha sido el más reticente hacia el otro partido de la coalición, como han indicado varios barómetros pre-electorales, como el del CIS, según el cual los votantes de IU estaban menos dispuestos a votar a Podemos que viceversa. En la pregunta sobre la disposición a votar a otro partido, según el recuerdo de voto del 20-D, quedaba así la distribución de la disposición de votar a Podemos e IU por el electorado del partido contrario, donde 0 significa “con toda seguridad, no lo votaría nunca” y 10 significa “con toda seguridad, lo votaría siempre”. Como se puede observar, el electorado de IU tenía más clara la idea de no votar a Podemos.

Fuente: CIS (Estudio 3141; Pre-electoral, mayo 2016)
Fuente: CIS (Estudio 3141; Pre-electoral, mayo 2016)

Por otro lado, los votos que pasaron de IU al PSOE no deberían pillarnos de sorpresa, dentro de lo que cabe. Según el barómetro pre-electoral del CIS citado antes, hasta un 22.3% de indecisos que habían votado a IU-UP en diciembre, dudaban ahora entre repetir el voto o cambiar y votar al PSOE. Era el porcentaje de indecisión dentro de los votantes de IU más alto, por encima incluso de la duda Podemos/IU (antes de eliminar este efecto por la coalición).

Fuente: CIS (Estudio 3141; Pre-electoral, mayo 2016)
Fuente: CIS (Estudio 3141; Pre-electoral, mayo 2016)

Está claro que en política no todo lo que vaya junto debe tener el efecto de suma, como ha demostrado la coalición de Unidos Podemos en las elecciones generales del 26-J. Por separado habían sumado en diciembre algo más de 6 millones de votos, mientras que juntos solo superaron por poco los 5 millones.

Como se ha podido observar, el mayor número de votantes que decidió no votar a Unidos Podemos se quedó en casa el día de las elecciones. El otro grueso de votantes se fue precisamente al partido contra el que se decidía la segunda posición, el PSOE.

El partido de Pedro Sánchez mantuvo la segunda posición electoral gracias a que el saldo entre votos perdidos y ganados respecto a Unidos Podemos fue positivo para los socialistas, pues solo un 5% de votantes del PSOE el 20-D decidió votar a Unidos Podemos en junio. Es decir, perdió casi 280.000 votos dirección Unidos Podemos, pero consiguió 311.000 votos de Podemos (6%) y 176.000 de IU (19%).

Unidos Podemos fue sobreestimado por todas las encuestas. De eso no cabe ninguna duda. Pero el resultado fue bien diferente. Sin «sorpasso», perdiendo algo más de 1 millón de votos, la mayoría hacia la abstención y otra buena parte hacia el PSOE. El fracaso electoral de Unidos Podemos, como se ha visto, tiene sus claves en la abstención y el papel de IU, que restó en vez de sumar.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, deja tu comentario
Por favor, introduce tu nombre aquí