Los efectos de todos los sistemas electorales, mayoritarios o proporcionales, apuntan en la misma dirección de la desproporcionalidad, aunque existan ciertas diferencias de grado y todos ellos busquen evitar, al fin y al cabo, una desproporcionalidad extrema.

De forma más específica, todos los sistemas electorales producen, en primer lugar, efectos mecánicos, que consisten en la sobrerrepresentación de los dos primeros partidos, en mayor medida del primero, al “traducir” los votos en escaños; dicho de otra manera, en el momento de la distribución de los escaños, los dos primeros partidos suelen lograr más escaños que los que les corresponderían. El reparto de escaños es una operación de suma-cero, por lo que esas primas para los dos primeros partidos conllevan penalizaciones para los demás, que resultan así infrarrepresentados. Es lo que se ha denominado la desfragmentación de los sistemas de partidos por efecto de los sistemas electorales, o al menos el “efecto reductor” en palabras del politólogo italiano Giovanni Sartori.

En segundo lugar, los sistemas electorales desarrollan también efectos psicológicos, que tienen dos clases de manifestaciones, según se proyecten sobre las élites políticas o sobre los electores. En lo que se refiere a las élites, estos efectos psicológicos se concretan en las estrategias diseñadas para la obtención de los máximos beneficios del sistema electoral -por ejemplo, formando coaliciones electorales-, o para la aminoración de sus consecuencias negativas. En lo referente a los electores este tipo de efectos se manifiesta en lo que se ha denominado el voto útil, también llamado voto estratégico, consistente en la percepción de que el partido que les gustaría elegir no tiene muchas posibilidades de lograr representación, optando entonces por otro partido para no “desperdiciar” su voto. Suele incrementarse así el número de votos de los partidos más grandes en detrimento de los demás.

El sistema electoral español no es indiferente; siempre ha sido criticado por la falta de proporcionalidad, es decir, por la sobrerrepresentación de los partidos grandes y la inversa, la infrarrepresentación en el caso de los partidos pequeños. Se suele acusar al sistema electoral de que los partidos que más votos consiguen obtienen un porcentaje de escaños superior respecto a los votos. El pasado 20 de diciembre hubo elecciones al Congreso de los Diputados y al Senado -y no al Presidente del Gobierno como muchos piensan equivocadamente-, por lo que podemos comprobar mediante los resultados electorales la proporcionalidad existente en España.

  Votos Escaños Diferencia
  Número % Número % % escaños – % votos
PP 7.215.752 28.7 123 35.1 6.4
PSOE 5.530.779 22 90 25.7 3.7
Ciudadanos 3.500.541 13.9 40 11.4 -2.5
Podemos 3.182.082 12.7 42 12 -0.7
En Comú Podem 927.940 3.7 12 3.4 -0.3
IU-UP 923.133 3.7 2 0.6 -3.1
Compromís 671.071 2.7 9 2.6 -0.1
ERC 599.289 2.4 9 2.6 0.2
DyL 565.501 2.3 8 2.3 0
En Marea 408.370 1.6 6 1.7 0.1
PNV 301.585 1.2 6 1.7 0.5
EH-Bildu 218.467 0.9 2 0.6 -0.3
CC-PNC 81.750 0.3 1 0.3 0

Elaboración propia a partir de los resultados electorales (Ministerio del Interior)

Como podemos observar, hay dos partidos especialmente favorecidos por el sistema electoral, lo que se ha venido llamando “bipartidismo”: PP y PSOE. Y dos partidos a los que les han “robado” escaños: Ciudadanos e Izquierda Unida-Unidad Popular, el cual ha sido más perjudicada con un 3.1% de escaños menos que de votos.

¿Es este un comportamiento natural del sistema electoral español o se viene mostrando solo recientemente? Si comprobamos esto mismo en las anteriores elecciones generales, nos daremos cuenta de la relación escaños-votos en los distintos partidos a lo largo de la historia electoral reciente de España.

Elecciones Partido
UCD AP/PP PSOE PCE/IU/UP CiU/DyL PNV
1977 12.9 -3.8 4.4 -3.6 -0.6 0.6
1979 12.9 -3.5 4.1 -4.2 -0.5 0.4
1982 -3.1 4.7 10.4 -2.4 -0.2 0.5
1986 3.9 8.5 -2.7 0.1 0.2
1989 4.8 10.4 -4.3 0.1 0.2
1993 5.5 6 -4.5 0 0.2
1996 5.7 2.8 -4.6 0 0.1
2000 7.8 1.6 -3.2 0.1 0.5
2004 4.6 4.2 -3.5 -0.4 0.4
2008 3.6 4.6 -3.2 -0.1 0.5
2011 8.5 2.6 -3.8 0.3 0.1
2015 6.4 3.7 -3.1 0 0.5
Promedio 7.5 4 5.3 -3.6 -0.1 0.35

Elaboración propia a partir de los resultados electorales (Ministerio del Interior)

Observamos que tradicionalmente PP y PSOE consiguen más escaños que votos, es decir, están sobrerrepresentados -excepto en las elecciones de 1977 y 1979 cuando AP era un partido minoritario-. El sistema electoral español perjudica a partidos menos votados, como vemos en el cuadro con la serie histórica del PCE e IU.

Por lo que podemos afirmar que el sistema electoral español premia a los partidos de ámbito estatal más votados y castiga a los menos votados. Dentro de los partidos de ámbito no estatal (PANE), los partidos regionales concentran su apoyo en un territorio concreto y no hay apenas diferencia entre escaños y votos, manteniéndose estable a lo largo de las diferentes elecciones que se han celebrado en España.

La circunscripción única

España obtiene estos resultados con un sistema electoral que es plurinominal cuyas circunscripciones son las provincias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla -en total son 52 circunscripciones-. Si la circunscripción fuera única, es decir, que solo hubiera una circunscripción (todo el territorio español), ¿cambiaría el resultado de la proporcionalidad? Para calcular la proporcionalidad en dicho escenario he utilizado los resultados electorales y he calculado los escaños que ganaría cada partido si no hubiera circunscripciones provinciales y solo existiera una circunscripción nacional.

Por otro lado, he querido calcular los escaños -también bajo circunscripción única- que ganaría cada partido en dos casos diferentes: un Congreso de 300 diputados y un Congreso de 400. Actualmente el Congreso de los Diputados cuenta con 350 escaños, pero el artículo 68 de la Constitución Española refleja lo siguiente: “El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, en los términos que establezca la ley”, por lo que me ha parecido interesante hacer el cálculo con el mínimo y el máximo de diputados posibles y analizar si varía la proporcionalidad electoral.

Resultados para Congreso de 350 escaños

Elaboración propia a partir de los resultados electorales utilizando el sistema D’Hondt

Resultados circunscripción única para Congreso de 300 y 400 escaños

Elaboración propia a partir de los resultados electorales utilizando el sistema D’Hondt

  Proporcionalidad (% escaños – % votos)
300 350 actual 350 circ. única 400
PP 1.2 6.4 1 1
PSOE 1 3.7 0.8 0.75
Ciudadanos 0.4 -2.5 0.3 0.6
Podemos 0.3 -0.7 0.5 0.3
En Comú Podem 0 -0.3 0 0
IU-UP 0 -3.1 0 0
Compromís 0 -0.1 0.5 0
ERC 0 0.2 0.2 -0.1
DyL 0 0 0.3 0
En Marea -0.2 0.1 -0.2 -0.1
PNV -0.2 0.5 0 -0.2
PACMA -0.2 0 -0.1
EH-Bildu -0.2 -0.3 0 -0.1
UPyD -0.3 0 -0.1
CC-PNC 0 0 0 0
Nós 0 0 0
Unió 0
Promedio 0.11 0.3 0.21 0.11

Elaboración propia a partir de los resultados electorales (Ministerio del Interior)

Una vez visto cómo quedaría el Congreso de los Diputados en función del número de escaños y la diferencia en la proporcionalidad, nos damos cuenta que los resultados actuales son los menos proporcionales de los cuatro escenarios analizados. Sin duda parece que utilizar solo una circunscripción que abarque todo el territorio nacional ayudaría a encontrar (a priori) una solución hacia una mayor proporcionalidad, sobre todo en el caso de los partidos menos votados.

Esto nos deja claro que el problema de la desproporcionalidad en España no es culpa del sistema D’Hondt, como muchos suelen decir, sino del tamaño de las circunscripciones. Ya vemos que con una sola circunscripción no habría, en principio, problema alguno respecto a la proporcionalidad, y también se utilizaría el sistema de reparto de escaños actual. Un análisis de Politikon ayuda a entender el problema del tamaño de las circunscripciones.

diferencia entre votos y escaños

Como vemos en esta imagen, la proporcionalidad aumenta conforme aumenta el tamaño de la circunscripción. En las circunscripciones grandes, como Madrid o Barcelona, no existe una distorsión tan grande como ocurre en las circunscripciones más pequeñas, donde menos escaños se reparten, como pueden ser Zamora y Soria en el ejemplo. Esto ocurre porque en muchas circunscripciones pequeñas hay más partidos que escaños en juego, por lo que es imposible que todos los partidos obtengan representación, y si la obtienen, es muy complicado que sea proporcional a los votos.

Por tanto, el problema de la desproporcionalidad lo tenemos en el tamaño de las circunscripciones, sobre todo en las pequeñas, donde se reparten 5 o menos escaños. Decía antes que España tiene 52 circunscripciones electorales, de las cuales 28 son pequeñas. El resto se reparten entre 17 circunscripciones medianas -entre 6 y 9 escaños- y 7 circunscripciones grandes -a partir de 10 escaños-. Más de la mitad de las circunscripciones españolas son pequeñas, donde más se acentúa la desproporcionalidad electoral. Es lo que se conoce como sesgo mayoritario: muchas circunscripciones eligen pocos diputados. Esta es una de las causas de la desproporcionalidad electoral en España.

La circunscripción autonómica

Como decía antes, la ley electoral española está basada en las circunscripciones provinciales para las elecciones generales. Ya hemos visto que la proporcionalidad electoral se ve más resentida con dichas circunscripciones provinciales que si fuera una circunscripción única de todo el territorio nacional. Pero qué ocurriría con la proporcionalidad si la circunscripción fuera autonómica, es decir, cada circunscripción para el reparto de escaños fuera cada una de las comunidades autónomas. Para ello sumamos el número de escaños que reparte cada provincia para saber cuántos escaños repartiría cada comunidad autónoma. En este caso solo puedo hacer una simulación para un Congreso de 350 escaños, ya que es imposible saber cuántos escaños repartirían cada comunidad en el caso de que el Congreso estuviera formado por 300 ó 400 escaños.

Resultados para Congreso de 350 escaños numero 2

Elaboración propia a partir de los resultados electorales utilizando el sistema D’Hondt

  Proporcionalidad (% escaños – % votos)
350 circunscripción provincial (actual) 350 circunscripción autonómica
PP 6.4 3.9
PSOE 3.7 1.4
Podemos -0.7 1.3
Ciudadanos -2.5 -0.8
En Comú Podem -0.3 0
Compromís -0.1 -0.4
ERC 0.2 -0.1
DyL 0 -0.25
IU-UP -3.1 -1.7
En Marea 0.1 0.1
PNV 0.5 0.2
EH-Bildu -0.3 0
CC-PNC 0 0
Nós 0
Promedio 0.3 0.26

Elaboración propia a partir de los resultados electorales (Ministerio del Interior)

Como podemos comprobar, no existe una diferencia muy pronunciada entre la proporcionalidad existente con la circunscripción provincial y la que habría con la circunscripción autonómica. Tan solo hay un partido de diferencia (Nós), con lo que tampoco estaríamos hablando de un Congreso muy variado en cuanto a su fragmentación.

El partido más beneficiado con la circunscripción autonómica respecto al sistema actual sería Izquierda Unida, como en los tres casos vistos anteriormente. No hay duda de que Izquierda Unida es la gran perjudicada con la circunscripción provincial que utilizamos para las elecciones generales.

Con el sistema de circunscripción autonómica, los partidos más votados seguirían estando sobrerrepresentados, aunque algo menos que en la actualidad. En cuanto a los partidos regionales no existen grandes diferencias entre ambos tipos de circunscripción.

Por lo tanto, y como hemos visto, la proporcionalidad electoral mejoraría con la implantación de la circunscripción única, y la variación del número de diputados en el Congreso, sin apenas diferencia entre 300 y 400. Creo que el problema está más en el tamaño de la circunscripción (que no tiene que ver con el número de electores, sino con el número de escaños asignados) y no tanto en el número de escaños del Congreso de los Diputados.

El prorrateo electoral

Otra causa de la desproporcionalidad electoral en España es lo que se conoce como prorrateo, es decir, el modo en que se asigna el número de escaños que van a repartirse en cada circunscripción.

La regla de reparto de escaños entre las provincias combina criterios de representación territorial y de representación inorgánica de la población. Por un lado, se reparten 100 escaños a partes iguales entre las 50 provincias, más uno para Ceuta y otro para Melilla -el 29% de los escaños-; por otra parte, se distribuyen 248 escaños -el 71% restante- entre las provincias, ya excluidas Ceuta y Melilla, de manera proporcional a la población. Como resultado, casi todas las provincias tienen un mínimo de tres diputados -excepto Soria y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla-. Dado que el reparto de la población española es muy desigual entre las provincias, lo que se produce es una acusada sobrerrepresentación de las provincias menos pobladas y la infrarrepresentación de las más pobladas.

El siguiente gráfico presenta un diagrama de dispersión de las proporciones del censo electoral de cada circunscripción y el número de escaños asignados en las 572 observaciones disponibles -las 52 circunscripciones en once convocatorias electorales-. El gráfico incluye como referencia una recta hipotética que representa un prorrateo demográfico si a cada distrito le correspondiese el número de escaños proporcional a su censo electoral.

prorrateo

Fuente: Revista Española de Ciencia Política: “La desigualdad en el sistema electoral español y el premio a la localización del voto”. Alberto Penadés y Salvador Santiuste.

En este gráfico podemos ver un déficit de representación en las provincias más pobladas. Una ecuación que predice con bastante precisión el número de escaños de una circunscripción es “escaños = 1.9 + 2.5 * (porcentaje del censo)”. Esto quiere decir que a una circunscripción (distrito) en el que resida alrededor del 2% del censo le corresponden, en promedio, siete escaños, con los que estaría proporcionalmente representado -siete escaños es igual al 2% del Congreso de los Diputados-.

Las circunscripciones de mayor población están infrarrepresentadas, pues por cada punto porcentual del censo electoral obtienen, en promedio, 2.5 escaños, uno menos de los 3.5 escaños que resultaría del prorrateo proporcional de 350 asientos. Cuanto mayor es la población de la circunscripción, mayor es el déficit de representación. Las circunscripciones con menos del 2% del censo electoral están, en general, sobrerrepresentados. Una circunscripción en la que vota el 1% del censo tiene, en promedio, un escaño más que lo que sería equitativo.

desigualdad peso

Fuente: Revista Española de Ciencia Política: “La desigualdad en el sistema electoral español y el premio a la localización del voto”. Alberto Penadés y Salvador Santiuste.

Este gráfico muestra la coincidencia entre circunscripciones de pequeña magnitud y sobrerrepresentadas, así como entre circunscripciones grandes e infrarrepresentadas. La variable “peso del voto” es la razón entre la fracción del parlamento que se elige en cada distrito y la fracción del censo electoral que realiza la elección. Si el valor es uno, o cercano a uno, se cumple el ideal de “un ciudadano, un voto”.

Como podemos apreciar, las circunscripciones grandes -de 10 o más escaños- están generalmente infrarrepresentadas. Las circunscripciones pequeñas -hasta 5 escaños- están generalmente sobrerrepresentadas. Las circunscripciones intermedias se encuentran, en promedio, proporcionalmente representadas.

Como decía antes, el prorrateo es otra de las causas de la desproporcionalidad electoral. Circunscripciones menos pobladas que reparten más escaños de los que deberían. Circunscripciones grandes que reparten menos escaños. Es otro de los problemas que habría que solucionar para mejorar la proporcionalidad electoral española.

El sesgo conservador

Otra causa de la desproporcionalidad existente en el sistema electoral español es lo que se conoce como sesgo conservador, es decir, que UCD-PP cuando han ganado las elecciones generales, lo han hecho con una ventaja mayor a la que obtiene el PSOE respecto a esos dos partidos cuando resultan vencedores los socialistas. Este sesgo tiene su origen en la Transición y la configuración de la Ley Electoral.

Si queremos comparar el rendimiento que obtienen del sistema electoral dos partidos que compiten por la mayoría debemos adoptar el punto de vista de la competición entre ambos, por lo que interesa conocer las diferencias de votos y las diferencias de escaños que los separan. Más aún, lo que nos interesa es conocer qué margen de victoria en escaños concede el sistema electoral al ganador a partir un cierto margen de victoria en votos.

Una forma natural de medir esto consiste en calcular el multiplicador del margen de victoria electoral, es decir, cuántas veces es mayor la diferencia en escaños que la diferencia en votos que separan al partido ganador en unas elecciones de su inmediato competidor.

multiplicador de margen

Fuente: Revista Española de Ciencia Política: “La desigualdad en el sistema electoral español y el premio a la localización del voto”. Alberto Penadés y Salvador Santiuste.

En este gráfico observamos la diferencia entre votos y escaños del PSOE respecto a UCD y AP/PP. Las cifras negativas indican las elecciones en las que el PSOE resultó perdedor y las cifras positivas aquellas en las que obtuvo más votos y escaños que su competidor. Visto desde esta perspectiva, la victoria del PP en 1996 sobre el PSOE ha sido la más amplificada por el sistema electoral, pues el margen de diferencia en escaños es más de tres veces superior al margen de victoria en votos. Por otra parte, la distancia que separaba a la UCD del PSOE en el parlamento era entre 2,5 y 3 veces superior a la distancia que les separaba en votos.

Sin embargo, la amplificación del margen de victoria del PSOE sobre AP o el PP tiene valores más moderados, no alcanzando nunca el 1,5. Las elecciones de 1989 son aquellas en las que el sistema electoral más parece haber ayudado al PSOE para obtener sus resultados respecto a su inmediato perseguidor, en este caso, el PP.

Por tanto podemos afirmar que las victorias en votos del PSOE se amplifican con moderación, o incluso no lo hacen, mientras que las victorias en votos del PP -o de la UCD- encuentran una respuesta más favorable en el margen de escaños sobre su competidor.

resultados por zona

Fuente: Revista Española de Ciencia Política: “La desigualdad en el sistema electoral español y el premio a la localización del voto”. Alberto Penadés y Salvador Santiuste.

Este cuadro presenta el porcentaje de votos que obtuvo en las elecciones cada uno de los dos primeros partidos en los distintos distritos. Los datos permiten comprobar que la localización del voto de uno y otro es bastante diferente, lo que ayuda a explicar las distintas ventajas.

En las elecciones de 1977 y 1979 la UCD y el PSOE tenían pautas de localización claramente inversas, dándose el caso de que el PSOE ganaba las elecciones en los distritos grandes. En 1982 la localización del voto del PSOE todavía varía de forma considerable con la magnitud de los distritos electorales, pero esta es una pauta que va perdiéndose a lo largo de las sucesivas elecciones. Entre 1982 y 1989 el PSOE pierde más votos en las circunscripciones mayores que en el resto. En 1989 el PSOE obtiene por primera vez un porcentaje de votos ligeramente superior en el área de los distritos pequeños que en la de los grandes, lo que se encuentra relacionado con su relativamente anómala ventaja electoral de entonces. A partir de 1993 la implantación territorial del electorado del PSOE se vuelve bastante uniforme, siendo frecuente la pauta de éxito relativo tanto en el sector más mayoritario como en los distritos grandes observados.

Por el contrario, el voto del PP presenta siempre una correlación negativa con la magnitud de los distritos, semejante a la de la UCD, aunque más moderada: más votos cuanto más pequeñas son las circunscripciones. Para la UCD fue extrema: en 1977 la UCD tenía 17 puntos más de apoyo en los distritos pequeños que en los grandes. Esta pauta de localización se ha ido suavizando con AP y el PP, y con el tiempo, al menos en términos relativos, dado que el voto del PP ha crecido algo más deprisa en las circunscripciones grandes que en las restantes. Con todo, en 2004 el PP volvía a tener 10 puntos más de apoyo en las zona más mayoritaria que en la más proporcional, como en los años ochenta, aunque ese diferencial se redujo a la mitad -y a su mínimo- en 2008.

Se observa una interesante pauta entre los subsistemas en la conformación del tipo de mayoría. Cuando el parlamento ha tenido un vencedor por mayoría absoluta -1982, 1986, 1989, 2000 y 2011- el partido ganador gana las elecciones en los tres subsistemas -los tres tipos de circunscripciones-. En el resto de las ocasiones, cada partido gana en su área “natural” desde la Transición: la derecha en el mayoritario -circunscripción pequeña- y la izquierda en el proporcional -circunscripción grande-; mientras que los distritos de la zona media otorgan la mayoría parlamentaria, que en estos casos nunca es absoluta.

En conclusión, salvando las elecciones en las que uno de los partidos domina claramente al segundo, el PSOE gana las elecciones en el área menos rentable y las pierde en el área donde más ventaja se obtiene, y lo contrario sucede para UCD/PP. Como resultado, su derrota en el conjunto del país queda relativamente amplificada en el parlamento, o sus victorias poco magnificadas, lo contrario de lo que sucede para UCD/PP. Esto es lo que se conoce como el sesgo conservador del sistema electoral español.

Hemos visto la proporcionalidad electoral en España, sus causas y sus posibles soluciones. A modo de resumen:

  • Todos los sistemas electorales generan, en mayor o menor medida, desproporcionalidad. Efectos mecánicos – efectos psicológicos.
  • El sistema electoral español premia a los partidos de ámbito estatal más votados y castiga a los menos votados. En cuanto a los partidos de ámbito no estatal suele haber proporcionalidad al estar concentrados en un territorio determinado.
  • La circunscripción única es más proporcional que la circunscripción provincial utilizada en el régimen electoral de España para las elecciones generales. Un Congreso con 300 ó 400 escaños también sería más proporcional utilizando en ambos casos la circunscripción única.
  • La proporcionalidad de la circunscripción autonómica apenas se diferencia de la circunscripción provincial.
  • Una de las causas de la desproporcionalidad es el elevado número de circunscripciones pequeñas. Sesgo mayoritario.
  • La proporcionalidad aumenta conforme aumenta el tamaño de la circunscripción -recuerden que el tamaño de una circunscripción no tiene que ver con el número de habitantes, sino con el número de escaños asignados-.
  • Otra de las causas de la desproporcionalidad es el prorrateo. Circunscripciones pequeñas sobrerrepresentadas y circunscripciones grandes infrarrepresentadas.
  • La derecha obtiene una ventaja mayor respecto a su competidor cuando gana las elecciones que cuando lo hace la izquierda. Sesgo conservador.

 

5 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo, pero si me permite hacer un aporte, le diría que para hacer la simulación de circunscripciones por comunidades autónomas, el reparto de escaños que corresponden a cada circunscripción se debería de calcular por proporcionalidad respecto a la población total de esa comunidad autónoma, tal como se hace actualmente con las provincias con un mínimo de 2 y reservando 1 para Ceuta y Melilla) y no sumando los actuales diputados que corresponden a cada provincia. La diferencia es notable. Eso daría lugar a unos resultados distintos y bastante más proporcionales. Si le interesa la simulación la tengo hecha y se la puedo facilitar.

  2. El reparto de escaños por ciscunscripciones autonómicas, proporcionalmente a la población, sería el siguiente: Andalucía (63), Aragón (10), Asturias (8), Baleares (8), Canarias (16), Cantabria (4), Castilla-La Mancha (16), Castilla y León (19), Cataluña (56), Comunidad Valenciana (37), Extremadura (8), Galicia (21), La Rioja (2), Madrid (48), Murcia (11), Navarra (5), País Vasco (16), Ceuta (1), Melilla (1).
    Y aplicando sobre estas circunscripciones los resultados de las Elecciones Generales del 20-D, el resultado sería el siguiente:
    PP 109 (-14); PSOE 81 (-9); PODEMOS 78 (+9); C’s 49 (+9); ESQUERRA 9 (0); DiL 9 (+1); UP-IU 7 (+5); PNV 4 (-2); EHBILDU 3 (+1); CC 1 (-1); NOS 1 (+1).

      • Pues no parece lógico. Si la circunscripción es la CCAA debería hacerse el reparto por circunscripciones, no por provincias. De ser así se producen discriminaciones por territorios y no valdrá igual un voto en todas las CCAA.

        • Tampoco es lógico el sistema electoral actual, en el que el voto en unas provincias vale mucho menos que en otras.
          De todas formas, si repartes proporcionalmente, te da igual coger la suma de las provincias que la CA, el resultado debería ser el mismo, pues el conjunto de la población no varía. Te da igual hacer la proporción de Cáceres y Badajoz por separado que hacer la proporción de Extremadura como un conjunto.

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