Una de las cosas que más interesan a la opinión pública en época de elecciones son las encuestas. El electorado necesita saber cómo fluctúa la intención de voto de las demás personas a gran escala y por tanto qué partido va ganando y cuál se va quedando atrás; y aunque no se conoce exactamente en qué sentido influyen la publicación de estas encuestas, sí contamos con estudios que demuestran que son un factor importante en la decisión electoral. Aquí es donde aparecen los underdogs.

Un underdog es un grupo, en este caso político, del que se espera que pierda la contienda, que en el tema que nos ocupa son las elecciones, y es un término que viene del inglés significando “el perro que pierde la pelea”. De esto, en principio, se puede entender que es malo para un partido que se le perciba como un underdog, pero tener esta etiqueta tiene sus ventajas si se saben aprovechar bien. Antes que nada voy a poner un par de ejemplos: Harry Potter y Barak Obama. Ambos personajes eran percibidos, al principio, como débiles y perdedores, y la gente los amaba y apoyaba incondicionalmente. En ambos casos se activaba el “efecto underdog”: algunas personas apoyan opciones perdedoras para hacerlas ganadoras, y así ver cumplida una narrativa épica en la que el débil gana al fuerte. A esto se opone el “efecto bandwagon”, o de “subirse al carro” por el que la gente tiende a votar al que sea líder en las encuestas para sentirse del lado de los que ganan.

Cuando vemos una encuesta de las elecciones generales suele aparecer, entre otras, una gráfica con solo los cuatro partidos principales: los tradicionales (PP y PSOE) y los emergentes (Podemos y Ciudadanos). Podemos y C’s se pueden percibir como underdogs, pero en relación al grupo de los cuatro se ve claramente que C’s es el underdog. Para ellos la posibilidad de ganar las elecciones es casi nula, pero la estrategia de los pactos puede hacer que “gane” con respecto a los demás, y para ello, como buen underdog, lucha con pasión y determinación contra las probabilidades, pero ¿la gente le apoyaría en esta situación? Los estudios realizados indican que cuando un votante indeciso apoya a un underdog lo hace porque se identifica con él, de modo que cuanto más luchadora contra la vida se perciba a sí misma una persona, mayor es su preferencia por un underdog.

Esto podría explicar el notable apoyo a Podemos, y cómo puede perder algunos votantes porque (entre otras cosas) deje de ser percibido como un underdog. Hay un momento clave para mostrarse como tal, después de eso la influencia es negativa. En cuanto al apoyo efectivo, hay que destacar que el efecto underdog es especialmente importante para movilizar a las bases, y los estudios sobre el asunto nos dicen que si un votante convencido ve que su partido va a ganar entonces tiende a quedarse en casa, porque no ve necesaria su participación, pero si el partido está un poco por debajo del líder entonces es probable que salga a votar para conseguir el triunfo.

Creo que Ciudadanos podría capitalizar el efecto underdog si hiciera alguna de estas cosas:

  • Que deje de decir que su objetivo es ganar las elecciones. Es una mala costumbre de la política española. Su objetivo en estas elecciones es tener “la llave”, e intentar utilizar el efecto bandwagon no les va a dar tanto resultado porque no es una narrativa creíble.
  • Forzar el debate con el PP. Un favorito tiene mucho que perder y un underdog mucho que ganar en un debate, por eso el PP se niega, pero se le puede forzar con ideas creativas que le obliguen a debatir. A mí se me ocurren varias.
  • No etiquetarse a sí mismo como un underdog, sino que lo haga la prensa. El efecto es mayor cuando un agente externo nos pone la etiqueta, porque lo hace más creíble.
  • Movilizar a las bases con una serie de correos y vídeos en los que pide la ayuda de su electorado fiel, dando una imagen de underdog, especialmente si antes de la votación la diferencia con Podemos es poca (haciendo que la gente se mueva más).

Entiendo que España no es EE.UU., pero la estrategia de “el cambio” que muchos partidos emplean necesita, sin duda, un enfoque narrativo diferente, uno que en el que la gente se identifique con un partido que es como ellos, que lucha, a pesar de los grandes partidos, contra la crisis, el paro y la corrupción, un protagonista que sea… un underdog.

 


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