Grecia: más de lo mismo

David Muñoz: "Mientras que Alemania estabilizó el gasto real por habitante entre 1996 y 2008, Grecia lo disparó más de un 60%."

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[dropcap type=»2″]E[/dropcap]l desastre griego no es ninguna sorpresa. Cuando las cosas se hacen mal durante muchos años y no se pone remedio alguno, llega un momento en el que «el barco se hunde». Es lo que está pasando ahora. Tsipras ha terminado de hundir a Grecia. Por supuesto que no solo el gobierno de Syriza tiene la culpa. Socialistas y conservadores de Pasok y Nueva Democracia, respectivamente, tienen gran parte de la culpa de cómo se encuentra el país heleno en la actualidad.

La sociedad griega, de las más infantilizadas de Europa, ha ido creando un Estado hipertrofiado, un «costoso e ineficiente jardín de infancia»; mediante los gobiernos de Pasok y Nueva Democracia han convertido el Estado griego en uno de los más paternalistas de la Unión Europea, junto con los países nórdicos, pero sin poder permitírselo, pues la riqueza de Grecia no es la misma riqueza de Noruega o Suecia, por ejemplo.

¿Austeridad en Grecia?

Mientras que Alemania estabilizó el gasto real por habitante entre 1996 y 2008, Grecia lo disparó más de un 60%, pero no debido a los gastos en Defensa, como dicen algunos. Ese incremento del gasto público se debe, sobre todo, al crecimiento de las partidas destinadas a política social, educación, sanidad y pensiones, entre otras.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

En concreto, el gasto en Defensa del Gobierno griego representaba el 2,4% del PIB en 2012, un porcentaje prácticamente calcado al de 1996. En cambio, el gasto en educación, sanidad y política social se había disparado desde el 24,6% del PIB al 31,1% durante el mismo período.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

Con estos datos podemos comprobar que en Grecia no ha existido austeridad en ningún momento. Para hacer mayor hincapié, el gasto público, en referencia al PIB del país heleno, aumentó desde el 45.4% en 2002 -año de entrada del Euro- hasta el 59.2% en 2013. En poco más de 10 años el gasto público de Grecia creció un 14% del PIB. Austeridad cero.

Que la deuda sea impagable es mentira

Como he dicho en el apartado anterior, Grecia aumentó a manos llenas el gasto público. ¿Cómo financió ese gasto? Con deuda. Grecia no sólo fue uno de los países que más incrementó su gasto público, sino el que más recurrió con mayor obsesión a la deuda pública para financiarlo, como demuestra el siguiente gráfico.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

Algunos no dejan de repetir que las condiciones que ha tenido Grecia sobre su deuda son infernales y que no se podrá pagar mientras se mantengan dichas condiciones. Pues bien, la deuda griega goza de unas de las mejores condiciones de toda la eurozona; desde 2006 no ha habido ningún año en el que Grecia haya pagado por su deuda más de un 4,5% de intereses. Como ha señalado Juan Ramón Rallo alguna vez, la inflación media en Grecia ha sido del 2% desde 2006, de modo que el Estado griego no ha pagado nunca desde ese año tipos de interés reales superiores al 2,5%. Llegando a pagar menos intereses que Alemania en 2013. Algunos lo llaman usura, ya vemos que nada más lejos de la realidad.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

Por si fuera poco, la deuda helena disfruta del mayor período de vencimiento de todo el continente, con una media de 16 años, casi tres veces más que España.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

Muchos piden, entre ellos el propio Gobierno de Tsipras, una reestructuración de la deuda pública griega. La cuestión es que a Grecia ya se le han concedido dos reestructuraciones de deuda -exclusivamente pública- durante la presente crisis: una quita a los tenedores privados -básicamente, bancos- de bonos helenos en 2012 y un posterior alargamiento de plazos y reducción de intereses del crédito concedido por la troika.

La primera quita ascendió al 75% del valor actual de la deuda helena en manos privadas; pero, si se computa la segunda reestructuración, la reducción aplicada sobre la deuda pública total de Grecia equivaldría al 76% del PIB heleno, casi cuatro veces más que la condonación otorgada a Alemania en 1953, comparación típica de los que piden una quita a Grecia.

Reformas que debe hacer Grecia

Como ya advirtió hace tiempo el economista José Piñera, Grecia y los demás países de la zona Euro deben abandonar el actual sistema de reparto de pensiones y apostar por un sistema de capitalización. En palabras del propio Piñera: “Si los europeos quieren mantener la moneda única, deben abandonar este modelo de pensiones. La solución pasa por un sistema en el que el trabajador sea el propietario del ahorro que destina a sus pensiones, lo que fomenta la libertad individual y la responsabilidad. El Estado debe encargarse solamente de complementar las pensiones de los más vulnerables”. Es una de las reformas fundamentales que debe llevar a cabo el país heleno.

Otra de las reformas estructurales básicas es la del gasto público. Grecia no se puede permitir niveles de gasto como los mencionados anteriormente, sería ahondar en el problema y “echar más gasolina al fuego”. Grecia, al igual que España, debe abocar por una austeridad real. Debe gastar menos de lo ingresado y eso solo se consigue bajando el gasto, no aumentando los ingresos, como piensa la mayoría. De lo contrario no se pondrá solución al altísimo nivel de gasto público y mucho menos al déficit, y por tanto a la deuda pública. Aunque a algunos les suene a chino eso de bajar el gasto, como a Syriza y Podemos. Ellos prefieren aumentarlo y cuando la deuda aumente, echar la culpa al “neoliberalismo” de la Troika, rechazar la deuda por ilegítima pero a su vez seguir pidiendo prestado para gastar más y así continuar el ciclo.

Sin la reforma del gasto será imposible reducir el déficit público. Grecia lleva 35 años consecutivos de déficit público, demostrando una vez más que no ha existido austeridad alguna, ni antes del Euro, ni en el mismo.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eurostat

Mirando al futuro, habrá que ver las consecuencias del referéndum «trampa» de Tsipras. Mientras que él va diciendo a la Unión que aceptará las condiciones de un tercer rescate -lo que sería votar SÍ-, pide el voto para el NO en dicho referéndum. Tirar la piedra y esconder la mano. Si gana el SÍ, Grecia seguirá los caminos de la Troika, que no son liberales ni mucho menos. Si gana el NO es posible una salida del Euro de Grecia, lo que conllevaría una ruina mayor con la vuelta al Dracma, con lo que eso conllevaría: inflación galopante y pérdida de valor de la moneda. Los griegos deciden.

Pero la solución griega no pasa por pedir más dinero prestado de todos los europeos y seguir aumentando el déficit público y la deuda, impagable en todo caso por su cantidad -culpa de la propia Grecia y sus gobiernos, no de la Troika ni de fantasmas europeos-, pero no por sus condiciones de pago. La solución al desastre que ha terminado de estallar bajo el gobierno de Syriza pasa por hacer una serie de reformas encaminadas a cuadrar las cuentas públicas, algo fundamental, por mucho que los «social-populistas» o comunistas de Podemos, hermanos políticos de Syriza, digan que «mientras se presten servicios públicos de calidad da igual el nivel de deuda que se alcance», como dio a entender Irene Montero en el programa «Las mañanas de cuatro». Lo que no saben es que si la deuda aumenta no se pueden prestar servicios de calidad, pues los recursos se destinarían -cada vez en mayor proporción- a pagar la deuda y no a proveer servicios para los ciudadanos. Pero claro, para saber eso hay que tener un mínimo de sentido común, algo que parece no existir en el partido de los círculos.

Grecia, al igual que algunos países europeos más, se ha acostumbrado a hacer del Estado su modo de vida. El Consenso Socialdemócrata. «El Estado es Dios» del padre de la socialdemocracia, Ferdinand Lasalle. El Estado se ha hecho cada vez más grande, y no porque sí, sino por el apoyo de la ciudadanía a partidos políticos que han hecho de su modo de hacer «política» una mayor intervención y un mayor poder de políticos y burócratas, metiéndose en la vida de los individuos en temas tan serios como pensiones, educación o sanidad. Claro, todos sabemos que los políticos y burócratas del Estado saben mejor que nosotros mismos lo que necesitamos, ¿verdad? ¡Pues no!

 

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