Pérez-Reverte arremete contra el pueblo español por su incultura y analfabetismo. Que algunos programas televisivos erótico-festivos como: Sálvame, Mujeres y hombres y viceversa, Adán y Eva, etc. tengan tanto éxito parece avalar su postura. La queja, sin embargo, tiene un origen más cainita: sus libros se venden menos que los de Belen Esteban y este hecho le duele, y mucho. Un verdadero intelectual no brama; investiga las causas y busca soluciones.

La educación en España, se articula de arriba a abajo. Quienes mandan son: en algunas competencias, la Unión Europea; en otras, el ministro de educación y localmente, los jefecillos autonómicos. Esto explica: que acatemos medidas de Europa sin analizar en qué consisten, que la educación dependa del color del partido y que haya grandes diferencias entre lo que se estudia en distintas comunidades autónomas. Por tanto, solucionar el tema de la educación requiere analizar la estructura política de Europa y de España. No quejarse de lo tontos y de lo analfabetos que somos.

La Unión Europea políticamente no es nada. Es un club económico de países, donde se vigila y procura el bienestar y la prosperidad de una familia de oligarcas empresariales y bancarios, alemanes, básicamente. La única autoridad que tienen es la amenaza económica de dejar de prestar liquidez a los bancos, como pasó en Grecia. Los países del sur, rinden pleitesía a los señores de negro, como ha pasado, recientemente, quitando a los políticos antieuropeístas en Portugal. La solución a este desastre no es ideológica de izquierdas como planteaba Podemos o Syriza; tiene que ser formal: unos Estados Unidos de Europa, con representación auténtica en distritos uninominales de manera libre, sin la necesaria intervención de partidos políticos civiles y por supuesto, la separación de poderes.

La misma solución vale para España.  La separación de poderes es el único remedio para que los poderosos se vigilen entre sí y para que no se hagan barbaridades partidistas como las que se hacen en la educación. Tambien evita oligopolios como el que existe en el mundo editorial en España, donde comprar un libro científico, por ejemplo, es algo casi exclusivamente para ricos. Una república donde el presidente se elija en elecciones separadas tiene legitimidad para controlar los problemas separatistas, como por ejemplo: que la eduación esté politizada en lo independentista o que se haga sólo en lengua catalana.

El mismo análisis vale para la corrupción. No es que el pueblo sea muy malo y muy ávaro. Es un problema estructural. Hay chorizos porque no se les controla, ni se les castiga. Si la infanta, el PP, o Puyol, o los Eres, o Podemos Valdemoro, o Jordi Cañas etc. hay indicios de que han robado muchísimo dinero es comprensible que haya ciudadanos que defrauden a imitación de los poderosos.

 


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