Más allá de los libros

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[dropcap]Q[/dropcap]uizás para los estudiantes universitarios ésta sea una de las peores épocas del año; exámenes, trabajos en grupo, presentaciones… Se acerca el final del curso y por eso se requiere una dosis extra de esfuerzo y concentración. Junio y Julio están a la vuelta de la esquina y eso que nos parecía que todavía ayer era Navidad.

Y con este panorama, todo en lo que uno piensa es en estar tirado en la playa sin más preocupaciones que el atasco que se topará al volver a casa al final de la tarde. Porque una de las mejores cosas de ser estudiantes es que después de la tormenta siempre llega la calma, ¿no? Y que después de tantas horas de estudio, la recompensa llega en forma de vacaciones. A veces con un trabajo no demasiado cualificado y a media jornada, compatible con campeonatos de voleibol y festivales de música.

Antes de irme de Erasmus ésta era prácticamente mi filosofía; si había llegado hasta Junio con todo limpio, me olvidaba de la Universidad y de los apuntes hasta Otoño, que bien me lo había merecido. Me di cuenta de mi error cuando llegué a Francia y descubrí que allí la gente de mi edad se pasaba el verano haciendo prácticas en empresas (y luego, si eso, ya se daban un pedazo viaje de diez días a algún otro continente). Pero no caí verdaderamente en la cuenta de cuánto había perdido el tiempo cuando, durante mi último año de carrera, me enviaron el currículum de una estudiante francesa de segundo para que se lo tradujese. La chica, que con tres años menos que yo se presentaba a un puesto de prácticas, me doblaba en experiencia; es más, había estado ya trabajando en el extranjero y quería repetir en un país del que todavía aún no dominaba su lengua. ¿Pero acaso no es ésa la mejor manera de aprenderla?

Siempre he dicho que la universidad me ha defraudado un poco; supongo que le pasa a todo el mundo, pero al terminar no me sentía preparada para todo lo que, se suponía, debería estarlo. Hoy soy consciente de que yo tengo gran parte de la culpa. Me parece que un estudiante, si de verdad tiene motivación por lo que está haciendo, debería moverse todo lo posible por ir aplicando lo aprendido a la práctica desde el minuto cero. ¿No es así como de verdad se aprende? Pero también es una cuestión cultural y de costumbres. Si en tu entorno próximo nadie lo hace, no eres verdaderamente consciente de las oportunidades que tienes a tu alrededor o de las cosas que te estás perdiendo. En mi caso, las prácticas en empresa no eran una condición obligatoria para obtener el título, por ello poca gente se lo planteaba.

Trabajé por primera vez en una organización al terminar la carrera, y la velocidad a la que he aprendido desde entonces es altísima. Es por eso que me arrepiento de no haber empezado antes a interesarme por lo que está más allá de los libros. Con este artículo quería animaros a todos a que os lancéis cuanto antes a explorar ese campo que tanto os interesa, ya sea a través de conferencias, blogs, voluntariado, prácticas no remuneradas en España o en el extranjero, programas de becas o simplemente ampliando vuestros círculos y charlando con expertos en la materia si tenéis la ocasión. El aprendizaje teórico es sólo una pequeña introducción al mundo que os espera fuera…


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