El intervencionismo del Gobierno desploma el sector del vapeo y aumenta el consumo de tabaco

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Fotografía de: Wikimedia Commons

Este jueves la Fundación Civismo ha publicado un revelador informe sobre la situación del vapeo en España, centrándose tanto en el número de consumidores como en la situación de las empresas y trabajadores que viven del sector.

La Fundación Civismo se define a sí misma como es un think tank que trabaja en la defensa de la libertad personal bajo los principios del liberalismo clásico. Uno de los puntos fuertes de esta organización es su labor de investigación, que suele centrarse en una primera evaluación de las políticas económicas y sociales, para después proponer alternativas que mejoren la regulación planteada. En este caso, el investigador autor de este informe es Antonio O’Mullony, director del diario digital La Iberia.

En el estudio O’Mullony señala que tanto la actividad económica como la creación de empleo en el sector del vapeo sufrieron una grave caída durante el 2020. Esto lo achaca, no solo a las restricciones que el Ejecutivo impuso durante la pandemia, sino que asegura que las campañas legales y regulatorias desde el Gobierno contra el vapeo han sido clave en el desplome de este sector.

En 2009 surge el vapeo presentándose como una actividad que permite consumir nicotina, pero con unos riesgos muy inferiores a los del tabaco tradicional. En aquel momento supuso una gran evolución, con grandes porcentajes de gente que dejaban el tabaco o disminuían su consumo para pasarse al fenómeno del vaper. El estudio señala que el 83% de los consumidores abandonaron el tabaco.

A partir de su aparición el número de vapeadores ascendió, alcanzando los 600.00 consumidores en 2019, provocando un crecimiento millonario en el mercado. Sin embargo, desde ese año pico, el intervencionismo estatal se dejó ver durante todo el 2020.

Desde el cierre de establecimientos hasta la famosa campaña del ministerio de Sanidad que decía “El tabaco ata y te mata. En todas sus formas”, provocaron un acusado descenso en el número de consumidores. No obstante, los niveles de consumo de tabaco aumentaron de forma generalizada. Según el informe de O’Mullony el 34% de los vapeadores regresaron al tabaco o aumentaron su nivel de consumo.

Con estos resultados en mente, puede verse que el intervencionismo no solo no ha conseguido reducir el consumo de tabaco ni el beneficio de las grandes tabacaleras, sino que ha perjudicado al sector del vapeo, formado en su mayor parte por PYMES.

Por todo esto, el informe acaba dando algunas propuestas, que se basan en cambiar el actual modelo de oposición igualitaria contra el tabaco y el vapeo, para establecer un sistema más parecido al británico, que con la intención de acabar con el consumo de tabaco para 2030, ha aplicado políticas para fomentar el vapeo, respaldándose en datos científicos y opiniones del Royal College of Physicians o Public Health England.

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