Carta a un chico de 17 años.

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Por Alberto Barbolani

¡Hola! Me presento: me llamo Alberto y vengo del futuro.

Dicho de otro modo: tengo 43 años y un vivo recuerdo de lo que fueron mis 17, con mis anhelos, mis aciertos (pocos) y mis errores (muchos). Súmale la suerte de saber qué cosas me pasan hoy como consecuencia de mis actos en aquella época. Estaría mal quedarme esa suerte toda para mí. Te daré un poco.

Disculpa si no utilizo el inclusivo, ni te llamo bro, pero siempre pensé que los viejos que se hacen pasar por jóvenes son horriblemente ridículos.

Sé que estás contento porque te has enterado por ahí de que el Gobierno va a darte 400 € de bono cultural para el año que viene, que cumples 18. Épica entrada en la adultez. Es inmejorable.

Además, hay que reconocer que el sector de la cultura está pasando por un momento muy difícil, y un dinero extra les va a venir muy bien. Con esto de ayudar y a la vez pasarlo bien, ¿qué problema puede haber?

Pues me temo que alguno hay. Por eso estoy aquí, en plan aguafiestas, para dar un punto de vista fuera del sistema:

 

  1. El Gobierno está decidiendo por ti lo que es cultura y lo que no, pues no vas a ser libre de gastarlos en lo que tú quieres, sino en lo que un político quiere.

¿Sabes lo que ocurre inevitablemente cuando son los políticos, y no tú, los que deciden qué es cultura? Que la cultura desaparece.

Este es el motivo de que probablemente no hayas ido a ver una película española jamás en tu vida y sin embargo muchas americanas que sí, son lo que son, pero te entretienen, y sale Zendaya que es una chica guapísima.

Antes los españoles veíamos muchísimo más cine español, porque además de alocadas (y muy cuestionables) comedias, había vampiros, hombres lobo, tensiones sexuales irresueltas, delincuentes legendarios basadísimos del tó…

Pero un día (allá por el 82) los políticos decidieron que eso no era cultura, y dieron dinero a quienes producían cosas que a ellos les gustaban (fundamentalmente películas de la Guerra Civil), provocando el cierre de las productoras no afines a su “cultura”.

El resultado es evidente: tú no vas a ver pelis españolas y las que se producen las pagan tus padres, que tampoco van a verlas. Las hay que tienen menos audiencia que el tik tok más lamentable, y sus actores, guionistas y directores ahí los tienes. Casualmente siempre apoyando al Gobierno.

Esto de acordarme de tus padres es importante. ¿Sabes por qué? Porque inevitablemente les vienen mal dadas. Sé que no los aguantas a veces, pero no se merecen empobrecerse.

 

  1. Esta fiesta, la pagan los de siempre: tus padres.

Todo va a ser más caro, tus padres no van a ganar más y a ellos el Gobierno no les ayuda.

La luz y los costes de las importaciones se han multiplicado, y ahí van a estar ellos, pagándolo todo mes a mes. ¿Crees que pueden pagarte 400 € para gasto cultural?

Sí, sé que puedes pensar que esto lo pagan los ricos, pero la verdad es que no hay un solo dato que sostenga eso. En España en la práctica los que sostienen esas cosas son gente como tus padres. Más o menos la mitad de lo que ganan se les va a impuestos de un modo u otro, así que sí: lo pagan ellos.

Es decir, aquí no hay magia, el Gobierno está limitándose a quitar el dinero de un sitio (el bolsillo de tus padres) para ponerlo en otro: el concierto / película / libro / cómic de un artista afín a tus gustos, pero también a los gustos del Gobierno. Si el artista te gusta a ti y a ellos no: a tus padres otra vez.

Sabiendo esto ¿no te dan ganas de ayudar a tus padres con ese dinero?

Pregúntate por qué un gobierno que está todo el día hablando de problemas gravísimos (problemas que, por cierto, no suelen tener que ver con el empobrecimiento de tu familia) tiene interés ahora en gastar mil millones de euros a 5 años en esto.

Habiendo tanto machismo, tanta desigualdad y tanta homofobia que resolver, ¿no es raro? ¿Podemos concluir que están tratando de dártelos a cambio de tu voto?

 

  1. Son tus Derechos políticos. ¿Los vendes?

Ya sé que vas a votar a quien quieras. Ya sé que no afecta a tu intención de voto que te den 400 €. La cuestión es que alguien está creyendo que sí.

Dentro del elenco de Derechos que tú tienes por ser persona y vivir en un país civilizado, hay una parte que es la “fundamental”, como es por ejemplo tu vida, tu integridad física, profesar una religión, no profesar ninguna, y por supuesto, votar a quien te da la gana.

¿Te imaginas que alguien te ofrece dinero a ti, o a alguien que quieres, a cambio de sexo? Te ofendería ¿verdad?

La ofensa viene porque alguien está intentando que renuncies a tu libertad sexual a cambio de dinero. Podemos respetar a quien decida hacerlo, sí, pero también entender que alguien se ofenda con la propuesta.

Por eso mismo podrías sentirte igualmente ofendido si alguien te propone comprarte un riñón, pagarte por fotos íntimas o pagarte por asistir a un ritual religioso que no compartes.

¿Por qué no ofendernos ante propuestas que afectan a nuestra renuncia a nuestros Derechos políticos?

 

Poco más tengo que contarte, querido amigo o amiga, disfrútalos mientras la cultura exista, mientras tus padres los puedan pagar y mientras haya derechos políticos que comprar. ¡Nos vemos en las redes!

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