Juan Carlos I comunicó en la tarde de ayer que se va del país para no perjudicar a su hijo, Felipe VI: «Deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado y, mi propia dignidad como persona, así me lo exigen». Es el principal motivo que el Rey emérito expone en la carta dirigida a su hijo para irse de España, ¿pero esta decisión favorece o perjudica a Felipe VI?
El Rey Felipe VI y la Corona salen muy tocados por la presunta corrupción del ahora Rey emérito. Juan Carlos I al irse de España acepta que hizo algo de lo que debe avergonzarse y por eso toma esta decisión. Con este anuncio la sombra de la corrupción se cierne sobre la Corona. La fortuna en paraísos fiscales ahora investigada de Juan Carlos I la forjó presuntamente cuando era Rey de España.
De este modo, la Monarquía y la imagen de España quedan manchadas por la sombra de la corrupción. El único beneficiado con esta decisión es el Gobierno de España de cara a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado con ERC y PNV.
Esquivan este escollo en las próximas negociaciones para sacar adelante los Presupuestos. Desde Moncloa han presionado a Felipe VI para que su padre tomase esta decisión. Se lo han quitado de en medio. Ha tenido efecto el apremio de la Moncloa ejemplificada en las palabras de Pedro Sánchez que calificó de «inquietantes y perturbadoras» las noticias sobre las presuntas fortunas en paraísos fiscales del Rey emérito.
A Juan Carlos I lo echan de España el Gobierno y Felipe VI.