Dónde irá el voto indeciso: ¿PP, Podemos, C´s o PSOE?

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GRA403. MADRID, 30/11/2015.- Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Ciudadanos, Albert Rivera (i); PSOE, Pedro Sánchez (c); y Podemos, Pablo Iglesias (d), se saludan a su llegada al debate digital organizado por el periódico El País, esta tarde en Madrid. EFE/JuanJo Martín

Según la última encuesta del CIS hay un 30 por ciento de ciudadanos indecisos a la hora de elegir la papeleta el próximo día 26 de junio. La campaña electoral oficial dio su pistoletazo de salida el pasado jueves, la oficiosa no recuerdo en que momento lo hizo. Con esta situación y con la aparente poca variación en el mapa del hemiciclo, los resultados del 26J parece que volverán a traernos un puzle difícil de encajar.

Pero, ese 30 por ciento de indecisión ¿Es realmente eso o se trata más bien de voto oculto? La indecisión, por lo tanto, y según nos dicen los politólogos con más años de experiencia, se puede deber a la existencia de una orfandad política (cosa rara actualmente ya que tenemos dos nuevas opciones políticas). Por el contrario, el voto oculto responde a lo que la politóloga alemana Noelle-Neumann llamó la espiral del silencio. En el primer caso, la indecisión puede ser consecuencia de que los electores no están de acuerdo con ningún partido político y, por lo tanto, pueden dudar entre a cuál elegir o votar en blanco. En el segundo caso, y de acuerdo con la teoría de la politóloga teutona, en el espacio público está muy extendida una opinión que comparten la inmensa mayoría de los ciudadanos. Por lo tanto, aquellos que discrepan, se encuentran en minoría. La espiral del silencio se da cuando por mostrar la disconformidad a esa opinión compartida por la inmensa mayoría de la ciudadanía se puede sufrir un rechazo social o un aislamiento. Cuando se está en peligro de sufrir esto, la minoría no expresa de forma pública sus verdaderas opiniones. Este temor a un posible rechazo, hace que la minoría se declaren indecisos o que van a votar en blanco.

En el pasado, la Alianza Popular de Manuel Fraga sufrió voto oculto por ser identificado con el pasado franquista del lider y las encuestas le daban menos porcentaje de votos que los que luego en realidad tenían. El PSOE de Felipe González también lo sufrió en el 92 ante la espiral de casos de corrupción en que se vio envuelto el partido. Durante los años del terrorismo, fue una de las tónicas generales entre los partidos constitucionalistas en el País Vasco y hasta hace poco lo ha sufrido el Partido Popular en Cataluña, donde existe un claro sesgo anti PP.

Actualmente, tras los largos años de crisis económica, es de sobra sabido que tanto al Partido Popular como al Partido Socialista se les identifica con el paro, la corrupción y los grandes males que sufre España. Por lo que la minoría que está en contra de estas aseveraciones pueden temer declararse votantes de estos dos partidos. Esto hace que ese 30% de indecisión se tenga que coger con pinzas y que los expertos demoscópicos tengan que acudir al recuerdo de voto para poder dar sentido a las encuestas.

El último CIS dice que el 9,4 por ciento de los electores duda entre votar al PP o al PSOE, un 10 entre el PP y Ciudadanos y un 8,4 por ciento entre PSOE y Ciudadanos. Puede que ahí esté el quit de la cuestión. El partido que consiga hacerse con esos indecisos puede hacerse con el gato al agua y dar un vuelco significativo a ese complicado rompecabezas que se vaticina para el día 27. Es más, según un análisis realizado por NC Report, basándose en los datos del CIS, dice que si el partido de Rajoy consigue hacerse con los 630.000 que dudan entre votarle a él o a Rivera su resultado se incrementaría en 12 escaños.

Señores, hagan sus apuestas. Entre el Brexit, la Eurocopa y nuestras elecciones las casas de juego harán su julio.

 

 

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