Ana Gabriel de la CUP y la teoría de los instintos atávicos

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[dropcap]“[/dropcap]Si yo pudiera formar parte de un grupo de personas que pudieran tener hijos e hijas en común y en colectivo, me satisfaría la idea. Como muchas otras culturas tienen en este momento. Y que la concepción de la paternidad y la maternidad, no está tan individualizada, no se centra en un núcleo tan pequeño como tenemos aquí, la familia nuclear. Aquí (en las otras culturas) quien educa es la tribu. Por tanto, no existe sentimiento de pertenencia del hijo o la hija que has tenido a nivel biológico; con lo que son hijos e hijas tuyas tanto los que has parido tu como el resto. Yo creo que un formato así me satisfaría más. El que tenemos me parece pobre, me parece que enriquece poco, y esto que diré quizá sea muy polémico, pero me parece que tiende a convertir a las personas que tienen niños y niñas en muy conservadoras. Como quieres lo mejor para los tuyos y los tuyos son muy poquitos, porque son uno, dos o tres, se entra en una lógica perversa[1].

Estas son las polémicas declaraciones realizadas por Ana Gabriel, diputada de la CUP en el Parlamento de Cataluña, para un reportaje de un medio catalán. Esta señora, se inspira para ello en otras culturas que, según ella, poseen este modelo familiar. También, y en este mismo blog, el compañero, Cesáreo Pereira, nos relataba el experimento surgido en Israel en 1910 donde tiene lugar algo similar a lo relatado por la política antisistema (a pesar de haberse metido en el sistema) de extrema izquierda.

Pero ¿De dónde viene esta fascinación por la colectividad? ¿De dónde vienen esas simpatías por vivir como en una tribu? ¿Es esto un problema solo de la CUP y algunos partidos de izquierdas? ¿Por qué a unos colonos de kibutz, en 1910, decidieron criar a los hijos conjuntamente en una comunidad con la que auto abastecerse? Pues para mí, la explicación a todos estos sentimientos y creencias la realiza muy bien Hayek en la crítica que hace a la justicia social mediante sus teorías del atavismo de la justicia social y la ética tribal. Mi Trabajo de Fin de Grado lo hice sobre este tema y me aportó luz sobre muchas de estas cuestiones.

Para Hayek, la razón por la que la discusión política se ha visto asaltada y dominada por la justicia social, no solo por los sectores cercanos al socialismo, sino por los partidos conservadores, las distintas confesiones religiosas o los regímenes totalitarios y dictatoriales, se debe a que hemos heredado de un tipo diferente y anterior de sociedad algunos instintos que resultan totalmente inaplicables en la sociedad actual. El tipo de sociedad actual, que él llama Gran Sociedad, surgida del desarrollo de la agricultura y las ciudades, tiene apenas unos 10.000 años. El hombre habitó durante mucho más tiempo en pequeñas bandas de cazadores, compuestas por no más de cincuenta personas que compartían sus alimentos y que mantenían un estricto orden de autoridad dentro del territorio común y protegido de la banda (esto es lo que denomina instintos atávicos y ética tribal). Por eso, cree que probablemente la mayoría de los sentimientos morales entonces adquiridos no sólo han sido transmitidos a través de la enseñanza o la imitación, sino que llegaron a ser innata o genéticamente determinados[2]. Por eso Ana Gabriel cree que criar a los hijos en comuna es más positivo, por eso la CUP cree en un republicanismo anticapitalista.

Pero volver a la tribu, o intentar reproducir el sistema de la tribu a gran escala, como pretenden algunos, es un atraso. El modelo que se desarrolla con este tipo de concepciones, frenan y delimitan la creación de un orden amplio de cooperación humana que produce crecimiento, progreso y es el camino hacia la felicidad de los individuos. El individuo, en la tribu, no puede hacer prácticamente nada por sí mismo si no se aprueba por los demás. Hayek, considera que es ilusorio pensar que el individuo de la sociedad primitiva era libre porque no se le reconocía ningún poder de acción independiente dentro del grupo[3].

El profesor austríaco afincado en Londres, creía que tratar de establecer mecanismos de justicia social por parte del Estado o tratar de reproducir en la gran sociedad formas de organización de pequeñas tribus era incompatible con un modelo de libertad, desarrollo y progreso. Es más, estos impulsos procedentes del microcosmos, de las sociedades más primitivas y que proceden de los denominados instintos atávicos no son inofensivos. Amenazan constantemente con derribar los logros de la civilización. No sucede solamente porque el orden social espontáneo y abierto actúa contra algunos de los instintos más fuertemente arraigados en el hombre, tampoco porque con frecuencia no se comprenden ni se ven los beneficios que la civilización aporta (y percibimos solamente los sacrificios que se nos exige), sino, sobre todo, porque parece eliminar la vida social, las prácticas solidarias y altruistas. Pero en realidad, esto no es así. Es cierto que el socialismo, o las ideas de izquierdas, se caracterizará por un pensamiento colectivista, donde las prácticas solidarias y altruistas (más cercanas al pensamiento primitivo) aplicadas a nivel macro nos tocan en el lado más sensible de nuestro ser y pueden parecer de justicia. El problema es que lo quieren aplicar en un plano erróneo, donde generar perjuicios y restringen libertades. Este es el problema de la CUP, considerar que aplicar la bondad, la solidaridad en instituciones pequeñas como la familia, crea mentalidades conservadoras (para ellos egoístas) y lógicas perversas.

Precisamente, Hayek, se encarga de demostrar que, el altruismo y las actitudes solidarias, no se encuentran solamente ligadas a estas concepciones colectivistas que ponen en riesgo la civilización occidental, su desarrollo y la libertad. El altruismo y la solidaridad, considera que, han de ser aplicadas a las situaciones adecuadas y restringidas a grupos más pequeños como son la familia[4] (esa institución que según la diputada de la CUP crea una lógica perversa) u otros donde existan lazos estrechos entre los individuos. Lo que nunca apoyará y verá como beneficioso es su aplicación en una forma colectivista por parte del Estado.

La familia no crea el egoísmo, el querer lo mejor para los tuyos no crea situaciones perversas. Al contrario, contribuye al progreso. Es más, la experiencia de los colonos de kibutz en Israel, viene a demostrar que, a una escala reducida y rodeada de un contexto de libertad, donde pueden actuar con el mercado y la gran sociedad, funcionan estas visiones colectivistas y procedentes de una época primitiva. Por el contrario, cuando se han aplicado a nivel macro, como durante la URSS, en Corea del Norte o actualmente en Venezuela, generaran pobreza, generan opresión, generar corrupción y sobre todo esclavizan y convierten al ciudadano en un siervo del Estado. Porque para controlar la colectivización y la planificación, tiene que existir un sistema jerárquico todo poderoso que diga a los ciudadanos que pueden comer, en que pueden trabajar, que pueden estudiar, a donde pueden viajar e incluso en algunos casos cuantos hijos se puede tener. Las ideas colectivistas llevadas a nivel macro requiere planificación y para hacer efectiva esta planificación, se requiere opresión.

 

 

[1] http://www.huffingtonpost.es/2016/05/11/anna-gabriel-hijos_n_9906828.html

[2] Hayek, Friedrich. «El atavismo de la justicia social.» Estudios Públicos 36 (1989): 181-193. Pág.: 181-182.

[3] Paloma de la Nuez,”La política de la libertad. Estudio del pensamiento político de F.A.Hayek” Unión Editorial, Madrid 1994   Pág.: 185-187

[4] Paloma de la Nuez,”La política de la libertad. Estudio del pensamiento político de F.A.Hayek” Unión Editorial, Madrid 1994   Pág.: 185-187

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