15M, no teníamos la intención de representarte

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h]ace unos días fue el quinto aniversario del 15M, y la tropelía de artículos no se hizo esperar. En contra, a favor, indiferentes y viceversa inundaron las páginas de periódicos, webs y revistas.  Yo soy soldado de retaguardia más que de primera fila, me permite reflexionar, levantar la cabeza y ver con claridad lo que pasa, en esta ocasión no ha sido menos.

Yo me politicé en el 15M, descubrí  algo que desconocía totalmente, como unos muchachos en una ciudad donde el Partido Popular llevaba gobernando desde que tengo memoria y más, desafiaban el orden establecido, “Nada va a cambiar, todo seguirá igual.” Aún recuerdo la frase de uno de los que después formamos el grupo más resistente, “Es la piedra de la muralla, que es radiactiva y hace que la gente vote al PP.” Puede parecer una broma, pero fue la única explicación lógica que encontramos en las múltiples horas que pasábamos en la plaza.

Aún recuerdo acercarse al concejal de IU un sábado por la mañana antes de una asamblea, parece que tuvo claro que ahí solo se podía representar a uno mismo, finalmente no se le vio en las asambleas de después, tendría sus quehaceres representativos. Recuerdo bien este hecho porque en su momento no me pareció bien, si alguien quería venir en representación de alguien, que viniera, pero después lo entendí, eso era vaciar de significado lo que estábamos realizando. El punto era que habíamos dejado la política a representantes que no nos representaban, ni unos ni otros, representaban su propio interés y los ciudadanos, inoperantes, habían aceptado la situación como normal, habíamos aceptado el secuestro de la democracia como el mal menor. Entendí que no éramos mayoría, probablemente ni una minoría a tener en cuenta en mi vieja ciudad amurallada, pero entendí que estábamos dando forma a lo que estaba pasando, estábamos poniendo el problema encima de la mesa, estábamos recuperando lo que habíamos dejado de valorar. El 15M fue un contrapunto, una minoría daba un toque de atención a la mayoría.

Hoy recuerdo un señor que vino la mañana siguiente del primer día, ese señor nos dio las gracias a los cinco o seis que estábamos ahí sentados, tampoco le dí la importancia suficiente que ese señor de sesenta años, trajeado, con lágrimas en los ojos tapadas por las gafas de sol, me diera las gracias a mí, un chaval de dieciséis años por lo que estaba haciendo. Hoy ese mismo momento se repite ante mí como si hubiera sido hace un minuto y entiendo el significado completamente del 15M, dimos visibilidad a los invisibles, dimos esperanza a quien la había perdido.

Es por todo esto por lo que alguien que no viviera el 15M y lo critique no tiene ninguna validez, no pretendíamos representarte, simplemente poníamos problemas encima de la mesa, dábamos palabra a los problemas que los invisibles no podían colocar encima de la mesa.

El 15M lo cambió todo, cambió la sociedad, cambió la política y cambió a las personas, quizás a ti no, pero igual que no te representábamos, no pretendíamos cambiarte, buscábamos recuperar lo perdido. Enorgullecerse de que el 15M no te representa es el colmo del egocentrismo, no te representa porque no fue su objetivo, hay que levantar la mirada del ombligo de vez en cuando, solo así se ve el amanecer.

 

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