El declive de la democracia en Sudáfrica en 3 gráficos

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[dropcap]D[/dropcap]entro de dos meses, en abril, la República de universal. Durante estos últimos años es evidente que el país ha crecido prósperamente tanto en el nivel económico como en el de los Derechos Humanos, aunque el país sudafricano haya sido uno de los que con más dureza han tenido legalizado la segregación racial o apartheid.

Sin embargo los últimos acontecimientos han salpicado una vez más a la atmósfera de la cámara legislativa del país así como de su presidente. Es por todo ello que este pasado diciembre, la sociedad civil africana haya despertado de su letargo y pidiera la «cabeza» (políticamente hablando, obviamente) del Presidente Jacob Zuma. Las protestas caminaron abrazadas de la reivindicación estudiantil y de su hashtag #ZumaMustFall que protestaba por las altas matrículas que deben de pagar los estudiantes por sus estudios superiores.

El nueve de febrero, el Afrobarometer sacó un comunicado  donde se muestra una significativa caída del nivel de apoyo a la democracia por parte de los sudafricanos. Resumimos los resultados en tres gráficos:

Gráfico Uno

Fuente: Afrobarometer
Fuente: Afrobarometer

El primero de los gráficos nos muestra como aquellos ciudadanos del país sudafricano que consideran la democracia como el tipo de gobierno preferido ha descendido en el 2015 por primera vez desde el 2000. La caída en el apoyo a la democracia en Sudáfrica ha disminuido en 8 puntos porcentuales desde el 2011; lo que ha significado que el pensamiento prodemocrático en la actualidad (64%) ha vuelto a los niveles del 2004 (63%).

Esta situación podría significar un aumento en el apoyo político a ideas claramente no democráticas. Afortunadamente para la aún consolidada democracia de Sudáfrica, la subida de aquellos que prefieren un sistema no democrático es ínfima, de un solo 2%. La mayor subida se da, por tanto, en el porcentaje de gente que contesta que a él o ella no le importa el tipo de gobierno que tenga el país.

El estudio también revela que si nos fijamos en el atributo social de la raza son los sudafricanos blancos los que menos apoyan el régimen democrático y son los únicos que bajan del umbral del 50% (de cada 100 blancos, sólo 49 apoyan el régimen actual).

Gráfico Dos

Fuente: Afrobarometer
Fuente: Afrobarometer

Si no fuera poco, en el segundo gráfico, el barómetro africano estudia cual es la percepción de cuan extendida está la democracia en Sudáfrica (línea roja del gráfico). Como se ve, el batacazo ha sido tremendo en el último lustro. En 2011 aquellos que pensaban que Sudáfrica era una democracia real, o al menos una como problemas menores, era del 66% (dos tercios de la población). En cambio, en el 2015, sólo el 48% piensa igual. Es decir, en cuatro años la percepción favorable de la democracia en Sudáfrica descendió 18 puntos. Desde el 2004, se podía dibujar una tendencia favorable que mantenía la percepción ciudadana en unos números aceptables. Sin embargo, se ha retrocedido hasta comienzos de siglo.

Si nos fijamos, la otra línea, la amarilla, nos muestra cuan satisfecha estaban los sudafricanos con su democracia. Como se observa la línea va muy pareja a la anteriormente nombrada durante todo el período temporal que aquí recoge el estudio, distanciándose únicamente durante el año 2008. La caída en la satisfacción de los ciudadanos en respeto a su democracia es indudable. La pregunta es cuanto tiempo más seguirá la tendencia negativa registrada.

Gráfico Tres

Fuente: Afrobarometer
Fuente: Afrobarometer

 

Como tercer y último (aunque no menos importante) gráfico, el estudio que se llevó acabo por Afrobarometer muestra el nivel de aceptación o rechazo del apartheid, sistema segregador racial que mantuvo en el más violento yugo a millones de habitantes sudafricanos no europeos. Aunque en los términos globales, está claro que la población de Sudáfrica no quiere ni acepta bajo ningún tipo tal sistema opresor. No obstante es clarificador observar como aún sólo el 44% de los blancos rechazan tal sistema, frente al 82% de los negro (casi el doble de puntos porcentuales). Además, desgraciadamente, aún existe un 30% de población blanca o europea que ve con muy buenos ojos la vuelta al apartheid.

Realmente la brecha racial en Sudáfrica sigue patente después de 21 años de sufragio universal. Que la sociedad civil sudafricana se resigne y dé de lado a un sistema democrático es un error que se debe intentar evitar.