[dropcap]M[/dropcap]uy lejos de la realidad de House of Cards y de la carrera política de Frank Underwood, se produce el pistoletazo de salida oficial de la carrera para elegir al sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca.

Nos encontramos en unos de los periodos con mayor movimiento y agitación de la política norteamericana. Llevamos meses siguiendo a los distintos candidatos republicanos y demócratas. Conocemos a los principales protagonistas y a grandes rasgos sabemos hasta lo qué proponen.

El pasado lunes 1 de febrero arrancó un proceso que tendrá como clímax del proceso democrático, las Elecciones Presidenciales del 8 de noviembre. Con los ‘caucus’ de Iowa , el complicado proceso de elecciones primarias norteamericanas, tendrá como fin la nominación de los candidatos demócrata y republicano en sus respectivas convenciones.

¿Qué es un Caucus?

Por poner una fecha como se suele hacer a este tipo de eventos tan señalados lo haremos en el año 1968, cuando el partido demócrata decidió reformar su modelo de nominación de candidatos a la presidencia de los EEUU. Claro que estamos a finales de los años 60, y los demócratas se encuentran divididos en dos bandos debido a la bochornosa guerra de Vietnam. Las continuas inestabilidades debido al debate sobre la guerra, con el asesinato de su mejor candidato en junio, Robert Kennedy, y sobretodo la derrota electoral que llevó a la Casa Blanca a Nixon, llevó a los demócratas replantearse cómo escogían a sus candidatos.

Nos encontramos con un Partido Demócrata dominado internamente por las élites. La convención del 68 dio un vuelco a esta situación al abrir el proceso hacia un sistema de delegados con mayor peso en la elección de los candidatos. Los republicanos copiaron el sistema que está hoy en funcionamiento. Cierto es que existe una disparidad entre los diferentes estados, tanto en la organización (enarbolada por los partidos), en el modo de voto, así como quién puede ejercerlo.

Pongamos por ejemplo el último Caucus de Iowa del partido demócrata.  En estas asambleas que celebran únicamente los ciudadanos registrados activamente en un censo (no existe un censo automático como en España) declarando la afiliación (republicano, demócrata o independiente), debaten sobre qué candidato debe representar a su partido en colegios, iglesias u otros lugares públicos . Al final votan y así eligen al ganador. No hay voto por correo, la única forma de votar es estar presente en la asamblea en ese momento y colocándote físicamente junto a uno de los candidatos y suplicando los votos de los indecisos. Cualquier candidato debe tener al menos un 15% de apoyos sino se considera «inviable» por lo que sus votantes deben buscar otro candidato. Cuando todos los candidatos que quedan tienen más del 15% de apoyos se llama a recuento.

Esto tiene una serie de implicaciones:

  1. El voto no es secreto.
  2. Es presencial (no hay voto por correo).
  3. No existe horario de cierre de votaciones.

Los republicanos, en el Caucus de Iowa optan por un sistema más clásico pero no sin sus galimatías. Todos los los participantes que quieran votar deben estar a las 7 de la tarde en el lugar acordado, sino habrán perdido el tiempo dedicado en los debates y mini-reuniones. Cada uno de los electores escribe el nombre su candidato en un papelito en blanco antes de ponerlo en la urna para luego pasar al recuento.

Este proceso, por supuesto ha traído problemas. Donald Trump no tardó en acusar de «fraude» a Ted Cruz y pide repetir el Caucus de Iowa. Trump denunció en su cuenta de Twitter este miércoles que durante el caucus, los encargados de la campaña de Cruz le dijeron a los votantes que Ben Carson, el cuarto candidato en los resultados finales, que planeaba retirarse de la elección, lo cual no fue cierto.

El método de primarias

Aquí llega la gran confusión ya que algunos cuando se refieren a los Caucus no dudan al llamarle primarias. El objetivo es el mismo pero el procedimiento y la esencia bastante diferente. Las primeras primarias, como ya es tradición, se celebrarán el 9 de febrero en New Hampshire

En las primarias, los electores acuden a votar como cualquier tipo de elección a la presidencia de los EEUU, no obstante lo hacen por un candidato de un determinado partido. Tanto es así que la propia organización de la votación, como los gastos o la elección de la fecha en la que se celebrará la elección primaria la toma el estado. En cuanto a los modelos de primarias, seguramente las habréis escuchado alguna vez: abiertas, cerradas, semicerradas o top-two.

Los delegados

Estos son la clave de todo el proceso. En Estados Unidos existe un sistema de elección indirecto. Es decir, quienes eligen finalmente al candidato a la presidencia son los delegados que nombrarán en convenciones partidarias a los candidatos a la presidencia.

La cantidad de delegados varía de acuerdo con el estado. Los demócratas eligen 4.764, mientras que los republicanos 2.472. Para ganar una convención, los aspirantes necesitan tener la mitad más uno de los delegados en juego. Para los demócratas, el mínimo necesario es 2.382 y para los republicanos, 1.237.

Cada partido tiene su propio sistema de representación. Los demócratas usan una representación proporcional para determinar la cantidad de delegados que recibirá cada candidato. En el caso de los republicanos, en tanto, varía según el estado. En algunos se utiliza el mismo método que el de los demócratas, con un piso del 20%, y en otros el que triunfa se lleva el 100% de los delegados.

El Supermartes

En Estados Unidos, la expresión «supermartes» se refiere al martes (que suele ser en febrero o marzo). Este año será el 1 de marzo. En este día el mayor número de estados tienen elecciones primarias, y es el día en que se elige al mayor número de delegados; por lo tanto, se decide el candidato de uno o de los dos partidos.

Una vez finalizado el proceso de primarias, ambos partidos realizan sus convenciones, en las que formalmente definen a sus candidatos presidenciales.