Con esas dos grandes cosas a la espalda llega este partido a las elecciones generales.
El partido de la rosa en la actualidad tiene una serie de debilidades y de puntos fuertes que conviene tener en cuenta.

En 2.011 tras perder de calle unas elecciones nacionales que ya tenía pérdidas de antemano procedió a hacer una renovación. No le cabía más remedio.
Se decidió poner al frente a Rubalcaba para pilotar dicho proceso, por eso fue candidato a la presidencia del gobierno en las citada cita electoral, quien afrontó con éxito la difícil tarea de presentarse con unidad a las elecciones y hacer un cambio ordenado dentro de la formación.
El felipismo, entendiéndose como la vieja guardia del partido protectora de los principios del PSOE, le puso al frente del mencionado proceso y le facilitó su elección en el Congreso del partido como Secretario General, en detrimento de Carme Chacon vista por el felipismo como un factor de inestabilidad y poco comprometida con las ideas actuales de la formación.

Posteriormente la renovación dio un vuelco importante cuando el partido sufrió una nueva derrota, concretamente en las elecciones europeas.
La eclosión con fuerza de una formación política por la izquierda que amenaza su liderazgo ideológico no era esperada por el PSOE. Los resultados y ese hecho provocaron la dimisión de Rubalcaba.

La identidad del PSOE empezó a estar en entredicho y ello sumió al partido en su peor crisis en mucho tiempo.
Se abrieron dos corrientes. Una  izquierdista liderada por Eduardo Madina y otra reformista pero no tan izquierdista encabezada por Pedro Sánchez. La apuesta mayoritaria por la moderación y el apoyo del felipismo fue clave para que se impusiese este último.

Llama la atención la similitud de esta renovación con la que protagonizó Zapatero en sus momento. Pues ambos comparten el hecho de que eran desconocidos en la política nacional hasta el momento de su nombramiento.
Cuando hay que cerrar una era y enterrarla en el olvido la formación de la rosa parece que tiende a buscar caras completamente nuevas, para dar mayor imagen de renovación.

Ahora bien, hay que cuestionarse si esa renovación existe y que modelo abandera.
La respuesta es que la renovación socialista está a medias y su modelo camina a dos aguas.

La falta de ruptura clara con la era de Zapatero le supone un lastre importante debido a que se sigue identificando al partido con la actuación gubernamental del mencionado ex Presidente, y todas sus iniciativas actuales son criticadas por sus rivales políticas por no haberlas defendido con anterioridad.

La contradicción de Pedro Sánchez de decir primero que no pactará a Podemos para pasar a pactar con dicho partido tras las elecciones autonómico-municipales supone una falta de brújula.
El PSOE necesitaba un aliado para ganar cuota de poder tras el batacazo de 2.011 y aprovechar el hundimiento del PP. A falta de poder pactar con IU, su aliado de izquierdas que se puede calificar de moderado con el que solía pactar para superar a la derecha, esta vez está fuera de juego y solo quedaba el nada moderado Podemos. Finalmente Pedro Sánchez reeditó el pacto del 79, en aquel entonces municipal entre PSOE y PCE, llamando la atención que quien podía llevarse mejor con la formación de Pablo Iglesias era Madina.

Como ganar al electorado de centro, mayoritario en España, sin perder el liderazgo de la izquierda es lo que se preguntan actualmente en Ferraz. Nadar a dos aguas es obvio que difícilmente se puede hacer, sin embargo es por lo que opta el partido de la rosa.

Las opciones de victoria del PSOE el 20D pasan por evitar que Ciudadanos les reste voto de centro y que la formación naranja le arrebate más electorado al PP que el que le reste Podemos e IU al PSOE.
La elección de un socio de gobierno será clave para su futuro, ya que pactando con Ciudadanos supondría su derrota en la izquierda creciendo Podemos pero ganando voto centrista debilitando a Ciudadanos, en cambio si pactan con Podemos podrían debilitarlo pero perderían el voto centrista engordando a Ciudadanos creando un tripartidismo (PP-Ciudadanos-PSOE). Sin embargo en caso de derrota seria de vital importancia para su supervivencia política mantener el liderazgo de la oposición, ya que si pierden ser opción clara de gobierno tanto Ciudadanos como Podemos acabarían por comerle enteramente su electorado.