Este partido político está en la cresta de la ola actualmente. Porque entre otras cosas es visto como fresco y su líder tiene telegenia.
Esta imagen ha sido muy trabajada y no es flor de un día, pues esta formación nació hace más de diez años.

Como todos los partidos centristas nada en la transversalidad. Pues ser indefinido entre el liberalismo y la socialdemocracia es lo más fácil para lograr un gran crecimiento, captando votos del Centro-Derecha y del Centro-Izquierda respectivamente.
Ni que decir tiene que mantener esa posición es muy complicado pero mientras no se tenga poder puede lograrse siempre que el programa sea laxo en temas que supongan una definición entre izquierda y derecha. Los pactos también son otro de los posibles riesgos que le identifiquen pero el partido naranja ha logrado salvarse pues automáticamente apoya a la primera formación política (en todos los casos se da la circunstancia de la gran ventaja del ganador respecto al segundo como en Andalucía o Madrid).

No obstante sus votantes proceden mayormente del sector liberal más centrista del PP como se vio en las pasadas municipales-autonómicas así como en Andalucía pero también capta voto socialista como evidencia el cambio de color del cinturón de Barcelona del rojo al naranja. La renovación del PSOE, la falta de liderazgo de Pedro Sánchez y los acuerdos de gobierno con Podemos a nivel tanto municipal como autonómico posibilitan que parte del electorado socialista más centrista se planté votar a Ciudadanos.

El caso catalán de polaridad entre independentistas y unionistas propicio tanto su nacimiento como su expansión, de hecho es llamativo que sea su éxito a nivel catalán en las pasadas elecciones del 27-S lo que le esté dando un gran impulso en las encuestas. Ahora con la crisis del bipartidismo, la económica y la de la política así como por el fiasco de UPyD tiene la formación naranja la oportunidad de dar el salto a nivel nacional.

Todo ello y la sensación de novedad que transmite en una sociedad harta de la política tradicional le hace crecer. Pero es una formación que en efervescencia tiene mucha espuma y parece ser más de lo que es, conviene por tanto que analicemos cómo es en el fondo.

Se trata de un partido poco estructurado y sin cuadros con mucha indefinición, esto último ya se ha comentado. Más allá de Albert Rivera nadie conoce a los líderes de Ciudadanos salvo cuando hacen fichajes para que encabecen su proyecto, véase Carina Mejías por el Ayuntamiento de Barcelona. Esta necesidad de incorporar gente famosa al cartel, que a veces no sólo son personajes de otros partidos sino también de la televisión como Javier Nart, revela la necesidad de vincular las siglas del partido con gente famosa por la falta de políticos a nivel interno.
En los cuadros medios y bajos el problema es aún mayor pues la mayoría de sus listas se componen de gente que no conoce prácticamente de política ni de administración pública, destacando por cierto que una parte de ellos provienen de candidaturas de UPyD municipales y autonómicas del 2.011 en un ejercicio bochornoso de transfuguismo.

La estructura de la formación naranja ha vivido varios cambios históricos. Al principio tenía un toque asambleario y caótico, fueron sonados sus líos internos especialmente fuera de Cataluña sin poder organizarse eficazmente lejos de esa región. Posteriormente con el crecimiento del partido tras las europeas y su ingesta del espacio del centro haciendo desaparecer al partido magenta se fue afianzando.
El modelo para la urbe de Madrid construido desde la dirección nacional, que es el mismo que tiene en la ciudad de Barcelona, fue aplicado el pasado junio sin tener en cuenta la opinión ni las quejas de los militantes madrileños. Se muestra por consiguiente un reforzamiento del aparato.

Sin ideología definida, sin cuadros capacitados y con una estructura en construcción Ciudadanos es una formación aún por hacer. Es comprensible por su forma de nacer tan rápida que esté así y va a vivir cambios drásticos en las elecciones generales.
Tras el 20 de diciembre el partido Ciudadanos que conocemos será totalmente distinto pues definitivamente tendrá que posicionarse en el espectro político, dotarse de cuadros y terminar de estructurarse. Muy probable ello le suponga un baile de militancia, socialdemócratas o liberales deberán abandonar el barco así como descontentos por el rumbo definitivo que adopte la formación.
De no ser así su éxito no será más que flor de un día.